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Con viento del nordeste y la bahía de Santander como telón de fondo, el último concierto de 'Las noches raqueras' se desarrolló en una terraza del Palacio de Festivales que no llegaba a ser un marco incomparable. Una inmensa pantalla electrónica publicitando que la cultura ... contraatacaba importunó debajo del escenario con sus luces de colores y figuras en movimiento. No fue apagada y la tortura visual resultó notoria para las primeras filas. La actuación de La sonrisa de Julia empezaba con algunas lágrimas.
Una sonrisa cuyo motor es Marcos Cao, voz principal y alma del conjunto, que guitarra acústica en mano anunció que para él era «un concierto súper especial» que había comenzado esa mañana en una playa de Loredo. Luego entonó el tema 'Náufrago', una canción de desconsuelo de 2011; había que calentar la voz. Después, con 'Alma de fuego' llegaron los amores: «Ahora ya no tengo miedo de quemarme a tu lado». Con el tercer tema aparecieron Curro Moral en los teclados y Raúl Delgado a las percusiones en una canción con lunas y estrellas ('Amor', 2008); también las había en el firmamento encima de la omnipresente pantalla de colorines.
Del intimismo se pasó al rock y este siguió dominando en la mayoría de las canciones de la noche: catorce hasta un primer adiós, veinte al final. El público se fue animando poco a poco en el tresbolillo de sillas distanciadas que era la terraza. Las letras hablaban de viajes, del paso de los años, de euforias y decepciones. La música arropaba ritmos a los que se incorporó Guillermo 'Mara' a la guitarra en un cuarteto que hizo mover al público con palmas más o menos sincronizadas y un vaivén de manos todavía con aroma a hidrogel. 'Me gustas tú' y 'Maratón' fueron el primer cierre, ya con un Marcos juguetón y saltarín. El grupo, potente con sus guitarras, eficaz en el acompañamiento de los veteranos Curro y Raúl y con unas voces no siempre conjuntadas.
Los bises, seis temas, fueron lo mejor de la noche. Los artistas se gustaban, los familiares cercanos felices y el esperado 'Arroyo claro' cerró el concierto al aire libre. Una canción con versos de García Lorca que el grupo interpreta con alma infantil, a veces como La sonrisa de Julia, a veces como Billy Boom Band. Casi dos horas de música de un grupo cántabro cada vez más maduro y con mayor difusión nacional. Todo fue un bello sueño musical. Al despertar, la pantalla de colorines todavía estaba allí, contraatacando.
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