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Se fije el inicio del estado contemporáneo en España en las reformas de los Borbones tras la Guerra de Sucesión o en el impulso a las reformas liberales con la Guerra de Independencia, el hecho es que casi todo el tiempo la organización resultó centralista. ... Cerrilmente centralista, podríase añadir, ya que las consecuencias fueron las pérdidas sucesivas de las colonias, las guerras carlistas (con un factor crucial de reivindicaciones fueristas) y el surgimiento de movimientos independentistas.
Quizá si hubiésemos integrado la comunidad de Castilla y León en 1981, hoy tendríamos un partido provincialista hegemónico del estilo de ¡Soria Ya! Nuestro '¡Cantabria Ya!' sería expresión de lo difícil que es gestionar autonomías tan vastas como Andalucía o Castilla y León. En algunos mapas muy anteriores se llegaba a distinguir, con buen argumento, entre Castilla por un lado y León por otro, y entre Andalucía occidental o baja y Andalucía oriental o montañosa. Quiero decir que descentralizarse a unidades aún tan grandes quizá no completa el objetivo. Sin embargo, en Castilla el provincialismo es mucho más intenso que en Andalucía, se vote o no a un partido provincialista. No hay más que leer la prensa burgalesa, leonesa o salmantina para darse cuenta de que, más que una región, Castilla y León es un propiamente un espacio de coordinación interprovincial.
En este sentido, el cantabrismo fue un provincialismo castellano que tuvo éxito y pasó el umbral de la regionalización (como pretendían en su momento León y Segovia, y logró La Rioja), generando así otra cultura política nueva. Un rasgo común de todos ellos es la 'lista de agravios'. Así, representan un síntoma de la falta de interiorización de la estructura territorial que España, rompiendo aquella larga tradición centralista, se dio a sí misma en 1978. Si hay esos singularismos, es por queja de la ciudadanía ante la falta de soluciones prácticas. Indica, pues, defectos tanto en la cohesión social de España como en la intercomunicación entre niveles de la política. Para mí, el significado de lo ocurrido el pasado miércoles en Génova 13 es la visibilización del estado de las autonomías como estructura decisiva.
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