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Supervivencia, silencio y dinero

LA TIERRA DORMIDA ·

La compra de su antigua sede salva a la Cámara de Comercio de la decadencia

Domingo, 31 de enero 2021, 07:36

El Ayuntamiento ha comprado el antiguo edificio de la Cámara de Comercio, una operación que, al final -adquisición y rehabilitación- superará el millón de euros. ... Así, se solucionarán las difíciles circunstancias económicas que tiene esta vetusta institución, cuya existencia está más justificada por la preservación de lo que fue, que por lo que pueda significar para el comercio y la industria. Desde que decayó el pago de la cuota obligatoria, que abarrotaba las arcas camerales, estas corporaciones, en general, no han sabido o no han podido reinventarse. Su cuarto presidente en la legislatura habla por si sólo. Sí es cierto que la unión virtual entre Ayuntamiento y Cámara es evidente desde hace unos años, los mismos de un declive cuyos efectos nocivos sólo han sufrido los trabajadores, paganos de un sistema que solamente supo ser líder cuando el dinero fluía. Sería malicioso albergar la idea de que detrás de esta compra haya estado el sonoro silencio que ha mantenido la Cámara ante el cierre de comercios, la ruina de la hostelería y el desmantelamiento económico, al menos, en aquella parte del oxímoron en el que hayan sido responsables las instituciones locales y regionales. Hay silencios que están abarrotados de ruidos, hay ausencias que se convierten en un denso y cerrado velo, a la espera de que los problemas se evaporen, se desvanezcan o se olviden. También es cierto que hay quien cree que los derroches son virtuosas inversiones. En principio, y una vez resucitado el viejo edificio cameral de La Llama, podría albergar servicios municipales, incluso, la parte política del aparato municipal, convirtiendo a lo que fue el precioso palacio municipal -ahora sombrío, roto y herrumbroso- en una diáspora en la que al ciudadano, de seguir así, le tendrán que dar un mapa para localizar dónde se ubican los servicios municipales. Torrelavega tuvo su primer ayuntamiento, en 1852, en la casona construida frente a la que fue la Torre del Infantado y la iglesia de La Consolación; para los más prácticos, donde están los bares Bolística y Torrelavega. En una ciudad que ha sido prolífica en dar piqueta a su patrimonio arquitectónico -casino, teatro Principal...- estamos a punto de perder un símbolo del nacimiento del municipalismo. Una pequeña parte de dicho edificio -la única que no es propiedad municipal- podría comprarse, y cuando fuera un todo, abrirse como sede central, con el cercano edificio antiguo de los juzgados a diez metros, el antiguo ambulatorio a cien, un aparcamiento en ciernes a veinte metros y, además, en el ombligo urbano. El elegante Palacio municipal bien podría dejarse para actos protocolarios y de exhibición de lo que fue la ciudad. «Perezcan de necesidad y miseria los que, habiendo disipado su herencia, o no sabiendo sacudir su desidia, quieren mantener el esplendor, rodeados de pobreza», dijo Gaspar de Jovellanos.

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