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Tapones

El soportal ·

A fuerza de verla todos los días, salvo los vecinos de esa calle, los demás ni nos dábamos cuenta de su presencia

Sábado, 4 de mayo 2019, 11:26

Ocurre con frecuencia durante las campañas electorales que algunas noticias locales pasan casi desapercibidas. Me refiero a la publicada el pasado mes de abril sobre el comienzo de las obras para derribar –¡ya era hora!– la legendaria casa-tapón de la calle Amador de ... los Ríos. Y también debo decir, aunque estemos en el final de esta legislatura, que en muy buena hora nuestros representantes municipales han aprobado el Plan Parcial del Ayuntamiento. En cuestiones e interés general para los ciudadanos, espero y deseo que los partidos políticos dejen siempre a un lado sus diferencias de base ideológica y sean pragmáticos: unidos serán eficaces. Y es que esta casa-tapón –pronto será historia–, después de tanto tiempo en litigio ya formaba parte del paisaje urbano. A fuerza de verla todos los días, salvo los vecinos de esa calle, los demás ni nos dábamos cuenta de su presencia. Una vez derribada, la calle Amador de los Ríos va a poder comunicarse con las de Jesús Cancio y Lasaga Larreta. La verdad, esta denominación de casa-tapón me parece acertadísima, lo dice todo. Para un buen vino, un buen tapón, pero lo mejor el descorche. Si no esa botella acabará en un museo, pero no proporcionará alegría y buen gusto a un paladar. Nada más euforizante que el sonoro descorche de una botella de champán, o en todo caso, con presupuesto ajustado, de espumosa sidra asturiana. Y no es que no aprecie un buen cava, pero, hoy por hoy, prefiero reservarlo para un brindis muy especial algún día. Con otras elecciones a la vista, tampoco la vida política está libre de posibles tapones, lo mismo en los partidos que en las comunidades de vecinos. ¿Quién no ha sufrido alguna vez la persistencia de ese miembro-tapón en una junta de vecindario? En política así sucede. Los políticos no son técnicos ni funcionarios, pero algunos se creen imprescindibles. Renovación y caras nuevas son necesarias en una sociedad democrática; los cargos elegidos no debieran permanecer más de ocho años. Como nos acostumbramos a todo, ni los propios interesados se dan cuenta de ser un verdadero tapón que impide rejuvenecer ideas y personas. Aún no ríe la primavera, y aunque no llueve a gusto de todos, el agua de mayo siempre es bien recibida. Mientras, descorchemos y brindemos: suerte a todos.

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