La templanza de la ensaladilla
ENTRE PARÉNTESIS ·
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ENTRE PARÉNTESIS ·
Habrá discrepancias ideológicas, pero la receta es capaz de poner concordia hasta en las familias peor avenidasBandera gastronómica del verano español, la ensaladilla rusa ha tenido la mala suerte de bautizarse con un gentilicio ajeno a nuestro territorio. Cosa de un chef francés que hizo popular un plato semejante en un restaurante de Moscú a mediados del XIX.
Será raro encontrar ... a alguien que no sepa apreciar la textura y el sabor de la ensaladilla. Habrá discrepancias ideológicas, pero las patatas, el atún en conserva, las zanahorias, los guisantes, los huevos, el aceite y ese irresistible manto de mayonesa son capaces de poner concordia hasta en las familias peor avenidas.
Con la guerra en Ucrania, y por razones obvias, la ensaladilla rusa no ha entrado con buen pie en la cumbre de la OTAN que se ha celebrado en Madrid y, aunque con el voto unánime a favor de plato tan suculento, lo de elevar el presupuesto de Defensa para que los rusos no nos lo coman todo ha disgustado al ala radical-comunista del Gobierno que prefiere aplicar más suavidad a los invasores, como por ejemplo ofrecer a los mandamases de la defensa atlántica una ensaladilla rebautizada 'Kiev', en vez de la rusa elaborada por el chef José Andrés. Todo un desafío internacional al poder de Putin, desde luego.
Las medidas retadoras de la ensaladilla también se extendieron en la cafetería de Ifema donde se celebraron las reuniones de los ministros y comían los periodistas. En el menú, la 'ensaladilla rusa' se cambió por 'ensaladilla tradicional', justo después de que los países aliados consideraran a Rusia como la amenaza más directa para la seguridad, paz y estabilidad euroatlántica.
Aunque dicen que una guerra es una «intervención militar», un bombardeo es una «incursión aérea», las víctimas civiles son «daños colaterales» y un genocidio es una «limpieza étnica», tengo claro que ni el cambio de palabras ni la templanza de la ensaladilla será capaz de derrotar al imperio del Kremlim, que precisamente no lanza misiles de caviar.
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