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Es el debut soñado, pero ante todo quiero decir que el equipo ha hecho lo que hizo otras veces. Hay que reconocer el trabajo de los anteriores entrenadores: Iván Ania y Cristóbal Parralo. Así se manifestaba al comenzar la rueda de prensa pospartido de Almería, el flamante entrenador racinguista José Luis Oltra ... . Que una vez conseguida la primera victoria del Racing fuera de los Campos de Sport esta temporada ha querido subir en el carro del ganador, con exquisito y buen gusto, a sus predecesores. Cuestión poco habitual en esos momentos en el gremio de entrenadores ¡Sí señor! Buen comienzo de José Luis Oltra.
El Racing afrontaba en Almería su tercera y seguramente última opción de volver a encauzar lo que cada vez estaba más desbordado. La situación estaba acompañada del escepticismo que cuesta un poco explicarlo. De la esperanza que no cuesta nada y de la indiferencia de algunos, que no cuentan. Luego estaban los que queríamos una revolución de los claveles y había otros que estaban más por la francesa y sustituir el balón por las cabezas cortadas. Así, con esta metáfora de fondo, la convocatoria fue tachada de continuista porque no viajaban Barral y Nkaka. En la primera alineación de José Luis Oltra jugaron cuatro de los cinco –Papu, lesionado– nuevos de salida. El sistema no cambio y el 1-4-2-3-1 prevaleció. Con dos matices interesantes, los dos de bandas estuvieron más prestos en el trabajo defensivo y todos jugaron en pocos metros, lo que facilitaba el incordio al rival y la recuperación pronta del balón.
La primera parte pronto comenzó con un guión de perro callejero. Figueras que llevaba unos partidos al frente del grupo en plan capitán dando ejemplo, se lesionaba y una inédita pareja de centrales formada Manu Hernando y Olaortua me hacía cometer el pecado de juzgarles antes de tiempo. Pero el fútbol había comenzado la semana en modo caprichoso y los –en esta ocasión– verdinegros se sumaron a ver si de una vez se podían darse un capricho. El juego realizado por los racinguistas fue más digno de un equipo alto de la clasificación, que tuvo en el triángulo magníficamente interpretado por Sergio, Kitoko y el joven Cejudo el control del juego a su gusto. El resultado en este tiempo aún se quedó corto para los merecimientos creados.
En la segunda parte el Almería no dio tanta distancia y el Racing no pudo mantener el control del juego. Tocaba picar piedra y que nadie se despistara. Siempre hubo un compañero para ayudar a otro verdinegro y la solidaridad entre todos les llevó a no pasar grandes apuros, pero flotaban en el aire esos minutos finales que tanto han castigado a los racinguistas. Ese abrazo final entre los jugadores daba la sensación de que habían ganado la Copa de Europa. Ellos sentían que los mil demonios que les atosigaban desaparecieron. Esperemos que este partido sea con el tercer entrenador esa última oportunidad aprovechada. Como ese primer día cuando éramos niños y recurríamos a: «A la tercera va la vencida», para fijarnos una última oportunidad en la que alcanzábamos el objetivo. Porque en esta película, donde todos somos contingentes, solo el Racing es necesario. Gracias, por las risas. Don José Luis.
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