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El 15 de mayo el Ayuntamiento de Torrelavega abrió el plazo para la ampliación de las terrazas, eso sí, aclarando que se trata de una ... media «excepcional y temporal». Menos mal. Según el concejal responsable, Pedro Pérez Noriega, la ampliación iba a estar vigente «únicamente durante el estado de alarma y sus posibles prórrogas», limitación temporal que no se ha cumplido. La realidad que sufrimos los peatones es que algunos hosteleros han aprovechado la coyuntura para prácticamente invadir el espacio público durante estos días: así, nos encontramos las dos plazas más importantes de la ciudad prácticamente reducidas a la mitad, aceras intransitables en las que hay que salirse al vial, con el consiguiente riesgo de accidente; no se respeta la anchura mínima de 1,80 metros como itinerario peatonal accesible o se ocupan los soportales bloqueando el acceso a otros comercios y viviendas... Todo ello pese a que la ordenanza municipal especifica que «en ningún caso, se podrá autorizar ni instalar terrazas en lugares que obstaculicen o dificulten los pasos de peatones...», incumplimientos que parecen contar con la complicidad del Ayuntamiento.
Es inconcebible que ante incumplimientos flagrantes y reiterados de la Ordenanza, la administración municipal no haga cumplir su propia normativa, pues muchas terrazas no tienen delimitado su espacio, no existe un plano de la terraza en el bar y su autorización en la fachada, etc.
Y es que ya llueve sobre mojado: la hostelería es un sector que nos tiene acostumbrados a incumplir las normas. De hecho, la memoria de actividades de la Policía Local del año pasado refleja 76 denuncias por incumplimiento del horario de cierre y 140 intervenciones por exceso de ruido. Desde la Mesa de Movilidad del Besaya creemos que las terrazas son un activo económico y que dan ambiente a determinadas zonas de la ciudad. Por ello, pedimos a los hosteleros que ocupen el espacio público, con cierta mesura y garanticen la distancia de paso para peatones, en especial el de aquellos con movilidad reducida, máxime cuando las autoridades sanitarias aconsejan esto mismo: menos aglomeraciones y más espacio entre personas. Ante todo, ha de prevalecer el bien común. Por eso, apostamos por soluciones imaginativas que comenzamos a ver en nuestra ciudad, como habilitar terrazas restando espacio a los vehículos. Para finalizar, creemos que debe haber más diálogo entre todos los sectores implicados y mayor control y seguimiento de la Ordenanza por parte de la administración. De lo contrario acabaremos llegando a declarar «zonas saturadas» de este tipo de establecimientos, como ocurre en otras ciudades españolas.
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