Tradición, presente y futuro

En primer lugar, a todas las personas que han trabajado y trabajan en el periódico con la enjundiosa tarea de elaborar y difundir opinión e información.

En segundo lugar, a la sociedad, a quienes nos siguen y participan día a día de nuestra andadura consumiendo el contenido del periódico a través de la lectura y de la navegación digital.

Con una mirada retrospectiva resulta materialmente imposible abarcar en el recuerdo a todas las personas que han trabajado en El Diario Montañés en circunstancias bien distintas a las de hoy, sin cuya dedicación hubiera resultado imposible ofrecer a los lectores -en otro tiempo únicos destinatarios del periódico- el producto diario. Son cientos de personas y detrás de cada una de ellas hay una ilusión, un proyecto de vida... Nuestro más profundo reconocimiento a todas ellas, a las que han estado, están y a las que se han ido.

La historia de España, desde el 1 de agosto de 1902, es rica, compleja y prolija, por lo que es muy difícil de resumir en unas líneas, aunque sea al escribir en ocasión tan solemne.

Si me permiten elegir un hito que por su importancia deba ser destacado, me decanto sin duda por la promulgación de la Constitución Española de 27 de diciembre de 1978.

Los españoles de entonces quisimos darnos y nos dimos, a través del referéndum celebrado el 6 de diciembre de ese año, un marco de convivencia pacífica, de libertad y de progreso, en el que cabemos todos sin excepción alguna, unidos en torno a la nación española y en un marco jurídico en el que prima o debe primar el Estado de Derecho, sujeto al mecanismo insoslayable de la separación de poderes, por encima de cualquier otro concepto.

Es esa Ley la que concede un lugar preferente, entre otros, a los derechos fundamentales de libertad de expresión y opinión e información -Artículo 20.1 a) y d)- y la que permite el ejercicio de la profesión periodística con responsabilidad y transparencia. Y por eso, con seriedad y garantías.

Y la que genera, correlativamente, el derecho de la sociedad al acceso a los contenidos redactados con arreglo a esas pautas.

Así lo hacen los periodistas y trabajadores de El Diario Montañés, sujetos al escrutinio diario de quienes se acercan a vernos accediendo libremente a los contenidos difundidos no solo a través del papel, como antaño, si no también con entrada directa a la edición digital que se actualiza constantemente a lo largo del día, de los meses y de los años.

Es un honor impagable presidir una institución como esta y un deber ineludible mostrar nuestro más profundo reconocimiento, como escribía al principio, al celebrar los 120 años de historia.

La exitosa trayectoria que nos precede y el acierto en la gestión e integración en el Grupo Vocento, líder nacional de prensa regional que nos da el apoyo y cohesión necesarios, nos permite mantener a El Diario Montañes, como no podría ser de otra manera, en el lugar destacado que merece y que siempre ha tenido.

El que le corresponde por tradición, por el presente y por el futuro.

Vivimos momentos de dificultad, de desasosiego y de incertidumbre.

Pero nuestra historia, la de España y la de los españoles, nos concede un margen de confianza en nosotros mismos y una fuerza especial para salir adelante y superar la adversidad.

Lo haremos con un talante constructivo y responsable.

Y ahí estará El Diario Montañés para contarlo.