Transmisión comunitaria
CANTABRIA POSITIVA ·
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CANTABRIA POSITIVA ·
Los hechos sociales y los mensajes sobre ellos no evolucionan al mismo ritmo, de ahí el valor del periodismo ante sucesivas oleadasLos virus no son los únicos en comportarse en oleadas. Ideas y sentimientos sociales también lo hacen, y se sabe desde hace más de un siglo. El economista y sociólogo italiano Vilfredo Pareto escribió una vez (en 1898) una reseña sobre el libro de un ... compatriota, Pasquale Rossi, que, estudiando la mentalidad de la multitud, decía haber descubierto «epidemias psíquicas», entre ellas el socialismo y el espiritualismo. No tenía en ese autor, ni ha de tener necesariamente, un matiz peyorativo. En cierto modo, gran parte de la educación podría redescribirse como la 'transmisión comunitaria' de la ciencia, siendo esta cultivada en círculos más reducidos donde se producen las 'mutaciones' de las teorías o, como decía Thomas S. Kuhn con el lenguaje de la política, «revoluciones científicas». El periodismo lleva a la 'transmisión comunitaria' de significados que emergen en ámbitos reducidos de transformación: entrevistas, ruedas de prensa, documentos oficiales, filtraciones...
Si tomamos temas de actualidad recurrente como los museos santanderinos, los ferrocarriles y autovías, el precio de la leche, el soterramiento en Torrelavega y otros asuntos perennes, y los representamos en un gráfico que recoja cómo a lo largo del tiempo han ocupado más o menos espacio informativo, apreciaremos que se comportan ondulatoriamente, y si en una facultad de ciencias, historia o economía alguien se toma la molestia de estudiar correlaciones, quizá encuentren que estas ondas de contenido guardan más relación con los calendarios electorales que con las necesidades sociales.
El paroxismo de la onda epidémica de corto plazo es el 'trending topic' o el diluvio de 'likes' en las redes. Son fenómenos que se realimentan a sí mismos, como un pánico bursátil o bancario. Al principio de la crisis pandémica hubo algo de este tipo en relación con el papel higiénico. De pronto muchos consumidores temieron retroceder a la higiene medieval y se produjo una cresta de ola, un verdadero tsunami, que obligó al racionamiento privado por parte de los comercios: una contra-onda también de corto plazo.
Para contrarrestar una 'transmisión comunitaria' de más recorrido es preciso generar otra de signo contrario que la aniquile. Un sistema muy primitivo es la incomunicación, por ejemplo a través de la censura o cualquier otro sistema represivo. A veces es inevitable, como cuando se trata de impedir la propaganda digital de grupos violentos. Pero normalmente los sistemas de anti-propagación consisten en campañas de controversia más o menos afortunadas. Se trata de 'vacunar' al máximo posible de la audiencia, o del mercado en general, contra la transmisión de ideas del adversario. Es una pugna entre estaciones emisoras de ondas psíquicas.
Ya Pareto subrayaba, y uno lo ve cada vez más crucial, la diferencia entre el lado objetivo y el subjetivo del acontecer histórico. No podemos comportarnos científicamente porque, en primer lugar, también juega nuestra emocionalidad (cuando damos por verdad lo que concuerda con nuestra preferencia) y, en segundo lugar, ni la ciencia sabe todo ni podríamos detenernos, ante cada acción cotidiana, para realizar un análisis científico.
Sin duda, el progreso de las ciencias sociales y de las técnicas de gobierno, junto con el de los medios de comunicación, podrá ayudar a mitigar tales dificultades, pero, de momento, hay fuerte divergencia entre, por un lado la 'transmisión comunitaria' del hecho social (la pandemia, la caída del mercado, la contaminación) y, por otro, la 'transmisión comunitaria' de los mensajes, a menudo muy pobres cognitivamente, sobre esos hechos. Aquí parece hallarse la clave de la función periodística: tratar de seguir el hecho social con toda la perspectiva posible y con eso mismo ayudar a que la conversación común no se pierda en una transmisión por los cerros de Úbeda. Esta función es tanto más importante en estos meses de súbitos traumatismos que han roto toda la ondulatoria anterior de la sociedad cántabra. Necesitamos saber en qué parte de las ondas estamos, casi en tiempo real.
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Ana del Castillo
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