El turismo de reuniones, congresos, convenciones e incentivos, denominado con el acrónimo MICE en la jerga del sector, está viviendo en este 2022 un verdadero resurgimiento y podría terminar este año con la cifra de un centenar de eventos en Santander, confirmando un camino de ... recuperación hacia las cifras de 2019, antes de la pandemia. Un retorno que realmente los profesionales esperan para 2024.
Para la capital cántabra, que viene promoviendo con regularidad esta parte del mercado turístico a través de su Santander Convention Bureau, trabajar esta fuente de ingresos de su sector servicios es muy importante, porque el gasto medio por turista de esta clase es, como muestras diversas estadísticas, significativamente superior al del turista de temporada. Se trata, pues, de un visitante que aporta mucho valor añadido a la economía local y regional. Es muy probable, además, que este género de encuentros vaya a más, a medida que la ciudad incrementa su red de centros culturales y, con ello, se vuelve más internacional y atractiva.
En el turismo MICE están también llamadas a desempeñar un papel relevante las universidades existentes y su entorno de centros científicos. Un caso claro es la Universidad de Cantabria, que destaca como una de las principales en intensidad investigadora. Pero sería injustificable olvidar la capacidad que aún puede desplegar la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, que no tiene por qué desaparecer absolutamente del mapa cántabro durante nueve meses; y tampoco las posibilidades crecientes de la Universidad Europea del Atlántico y, en el plano de otros formatos de enseñanza superior, la propia presencia de la UNED en Cantabria como universidad nacional. A medida que el mundo del conocimiento se va desenvolviendo institucionalmente, es de esperar un calendario más denso de encuentros de todo tipo vinculados a dicho ámbito.
El Hospital Marqués de Valdecilla y los institutos sanitarios constituyen otro de los motores, quizá entre los más tradicionales, que han venido haciendo de Cantabria un lugar interesante para reuniones profesionales, científicas y sociales. Todo ello, por razones de cercanía, se viene concentrando en Santander. No hay duda, por otro lado, de que si la Comunidad promocionase con cierta contundencia el mundo de las empresas de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, a partir de estas y del equipamiento del Pctcán se daría pie a todavía más reuniones del entorno MICE.
Pero la asignatura pendiente respecto a este género turístico no es únicamente la santanderina. Se realizan comparativamente pocos esfuerzos para equipar y promocionar a Torrelavega en este sentido, a pesar de contar con un teatro, un espacio incomparable en el Mercado Nacional, una infraestructura como La Lechera y una gran proximidad a algunos de los puntos atractivos de Cantabria, como Santillana del Mar o Puente Viesgo, por mencionar solo dos. Y, en tercer lugar, dista mucho de haber fructificado la gran apuesta económica y de gestión que se efectuó para rehabilitar el Seminario Mayor en Comillas, así como su capilla, para revalorizarlo, junto con los demás valores arquitectónicos y expositivos del municipio en este mundo de la educación y los encuentros. Seguramente es más difícil tener éxito en un entorno rural que en áreas urbanas, pero tampoco conviene abandonar los proyectos como si fuesen restos de un naufragio.
Dentro del perfil que Santander desea ofrecer como ciudad de arte, cultura y calidad de vida, el turismo MICE encaja especialmente bien y está convocado a formar parte de un sector servicios aún más influyente en un futuro. De ahí la necesidad de la colaboración entre lo público y lo privado para que Cantabria entera se beneficie de estas posibilidades, ya que el tirón de Santander se propaga al entorno litoral y prelitoral sin solución de continuidad.
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