Turismo y recuperación

Las comparaciones con la media española no tienen ahora mayor sentido: pues las restricciones implantadas para viajes a España en los principales mercados emisores, como Alemania o Francia, y al principio el Reino Unido, han perjudicado los indicadores de las comunidades más receptoras de turismo extranjero, mientras que las basadas en turismo nacional, como Cantabria, experimentan menos impacto, aunque no del todo, como recuerdan los empresarios de camping. No obstante, la importancia de estos meses para la caja y la estabilidad de numerosos negocios no puede infravalorarse. Aparte de situaciones de nula actividad, como el ocio nocturno por imposición oficial, el resto de los negocios han podido trabajar con bastante intensidad, creando empleo y acumulando capitales con los que resarcirse de un invierno muy duro o con los que afrontar otro invierno lleno de incertidumbres todavía. Se trata de una parte muy relevante de la economía de Cantabria, y el esfuerzo por aumentar su temporada e ir ampliando el perímetro estacional debe ser siempre bienvenido.

Mientras se activan las inversiones públicas y privadas (se acaba de anunciar la licitación del centro de terapia de protones para Valdecilla), sigue siendo importantísimo generar confianza y motivar el consumo. Los confinamientos y restricciones, así como el temor al futuro, han situado los ahorros familiares en niveles récord. Si se despeja el miedo y se ofrecen incentivos al gasto, se puede incrementar notablemente la demanda interna de consumo. Las campañas de bonos son acertadas, pero también la garantía de que no habrá subidas de impuestos (o incluso que habrá bajadas, como las anunciadas por la alcaldesa socialista de Piélagos), y que se perciban medidas de control de la espiral inflacionaria que viven suministros básicos como la electricidad o los carburantes.

Indudablemente, un elemento generador de confianza será el avance definitivo de la vacunación contra el covid. El verano ha traído consigo una cierta disrupción del ritmo de inmunización, y el hecho de que Sanidad estuviera buscando esta semana a más de 25.000 cántabros pendientes de vacunar es algo que habla por sí mismo. Se ha realizado en estos meses un innegable esfuerzo, pero, con sanidad privada y mutuas que podían colaborar desde el principio, también se intuye que se podría haber hecho mejor sin tanta barrera mental administrativa. Con todo, la vacunación deberá permitir que miremos a 2022 con mucha mayor esperanza. Es posible que los buenos datos del turismo sean el primer capítulo de la verdadera recuperación de la economía regional.