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Cómo era eso de que el aleteo de una mariposa provocaba en algún sitio del planeta un tsunami? Vamos, que en un mundo hiperconectado e hiperdependiente, como el actual, cualquier variación en una punta del mundo afecta a la otra casi de manera inmediata. Esta ... teoría del caos cada vez se ajusta mejor a lo que acontece en nuestro planeta, y no solo en lo que refiere al clima.
Pues resulta que la invasión de Ucrania ha cambiado, en cierta medida, el paisaje veraniego de Valderredible. Sí, efectivamente, ese valle al sur que no es Palencia, ni es llano y por donde discurre el Ebro. Es decir, donde las patatas. ¿Cómo se quedan? Ucrania y Valderredible en la misma frase y con relación de causa efecto. Una opción que nunca pareció viable se ha hecho realidad.
Hemos pasado de la patata y el cereal, a la colza y el girasol. Paradojas del mercado y de las subvenciones. Putin y la OTAN son capaces de cambiarnos hasta el color del valle.
Y es que nuestros agricultores están a la última. Cualquier oportunidad de negocio la cogen al vuelo. Aunque en realidad siembran cada vez más lo que pueden, lo que se les demanda y lo que las grandes cooperativas y empresas les piden, o casi obligan. Ellas imponen el producto, el precio y la fecha de pago. En ocasiones, a un año vista. ¿Se imaginan cobrar su sueldo al año siguiente? El precio del trigo de mi amigo Jaime se negocia de base en el CME (la bolsa de Chicago o Chicago Mercantil Exchange).
Pero no hay mal que por bien no venga. El color por fin ha llegado al valle. Especialmente para regocijo de 'influencers', que no paran de hacerse fotos en el territorio valluco con el amarillo de fondo. Y la verdad, qué bonitas son un rato.
Porque lo del marketing nunca ha sido lo nuestro. Las patatas, buenas son buenísimas, pero ese verde, esas florecillas sin gracia para las instantáneas, pues no quedan ni medio bien. Y lo que no entra por los ojos... Pero esos girasoles toscanos son otra cosa. ¡Qué fondos de foto para el Instagram y el Tiktok! Mucho mejor que cualquier eremitorio o piedra románica.
Y es que estos días, en cuanto te descuidas, ¡zas! sale de un campo de girasoles en Villamoñico una moza con 'outfit' capitalino y chanclas tras el 'selfie'. Y de ahí, al coche. Rauda y veloz de regreso a la civilización, que todo se pega. Y un poco de ruralismo da seguidores, pero mucho da grima.
Pero en un mes volveremos a lo nuestro.
-¿De dónde eres?
-De Valderredible.
-Ah sí, de dónde las patatas. Y este año de los girasoles. Veremos el que viene.
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