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Las primeras citas aúnan siempre por igual la ilusión por comenzar y el temor por defraudar. Con ambas emociones me asomo por primera vez a las páginas de El Diario Montañés en los albores del año 2022 con la intención, el ánimo y la esperanza ... de que no sea una cita esporádica, sino de repetirla periódicamente.
Un nuevo año para el que les deseo lo mejor, aunque comienza en circunstancias difíciles. 2022 es, sin duda, un año especial para la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), porque nuestra institución cumple nueve décadas desde su fundación allá por 1932, creada inicialmente con el nombre de Universidad Internacional de Verano de Santander, lo cual refleja claramente la gran vinculación de esta universidad con Cantabria ya desde sus orígenes. 90 años de existencia que queremos celebrar con ustedes y en los que la UIMP ha venido anticipando el futuro, siendo crisol de las nuevas ideas y avances, primicia de novedades y tendencias, intentando siempre adelantarse, siquiera un poco, a los acontecimientos. Como queremos que siga haciéndolo.
«Soy investigador gracias a Santander», comentaba el insigne cardiólogo Valentín Fuster en una visita a los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en 2012, en unas palabras recogidas por este mismo diario. «Cuando terminé la carrera en 1960, acabé frustrado por la educación, ya que no recibí ningún estímulo por la investigación. Entonces obtuve una beca para asistir a un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y en una sesión de neurología recobré el estímulo suficiente para irme fuera». Fuster es hoy en día uno de los cardiólogos más prestigiosos del mundo.
Esta anécdota es un ejemplo perfecto de lo que ha sido y debe ser la UIMP y, en particular, sus Cursos de Verano, que se llevan celebrando en Santander desde 1933: un espacio de convivencia intergeneracional e interdisciplinar que sirva de estímulo intelectual, especialmente, a los jóvenes, mediante el flujo de las ideas, la información y el debate libre y abierto que corresponde a una institución universitaria.
Así queremos la UIMP y a ello dedicaremos nuestra atención y energía. Profundizando en sus raíces para elevarnos hacia el futuro con ambición y decisión, asomándonos a los desafíos e interrogantes que nos esperan desde el rigor académico y la calidad. Así, queremos una UIMP más internacional, capaz de atraer a estudiantes de todo el mundo y a las personalidades más prestigiosas, haciendo honor al adjetivo que figura en su nombre desde sus orígenes. Pero también una UIMP más local, no enclaustrada en sí misma, sino, muy al contrario, abierta a la ciudad e insertada en su entorno, trabajando conjuntamente con las instituciones y organizaciones locales, creando sinergias que nos enriquezcan mutuamente, conscientes del papel dinamizador y de desarrollo social que, como organismo público, debemos cumplir.
Queremos una UIMP con presencia, porque creemos firmemente en el valor añadido que la presencialidad y la convivencia suponen para la formación y la creación; con mayor presencia social en todos los ámbitos, porque queremos ser un referente y ayudar a encontrar respuestas a todas las cuestiones que nos acechan. Con mayor presencia internacional, especialmente en América Latina, donde queremos estar como el foco de cultura y educación que somos. Al mismo tiempo, queremos, necesitamos ser, una UIMP más digital, precisamente para llegar a más sitios, para incorporar a más personas, para estar presentes donde antes no nos era posible y para facilitar la gestión y el acceso a nuestras actividades. Y queremos una UIMP comprometida con la mitigación y adaptación al cambio climático y la conservación de nuestro planeta, con la sociedad, con la igualdad de género, con la inclusión, con la lucha contra las desigualdades, desde el convencimiento de que la educación es la estrategia fundamental para ello. Y todo ello en colaboración con otras instituciones, porque colaborar es otra de nuestras señas de identidad.
Una UIMP más internacional y local, con presencia y digital y comprometida con las necesidades del planeta y con las de la sociedad.
Para ello contamos, en primer lugar, con el mayor patrimonio que un institución puede tener: su enorme prestigio que, como los anillos que se forman en los troncos de los árboles, se ha ido conformando, a lo largo de estos 90 años, con el paso por sus aulas de los más grandes artistas, literatos, científicos, políticos, capa a capa, haciendo de la institución un hermoso reflejo de nuestra historia reciente. Contamos, también, con un entorno privilegiado, único, que tiene como estandarte el Palacio y la Península de la Magdalena, que le convierten en verano en uno de los campus universitarios más impresionantes del mundo, donde el tú a tú espontáneo, el departir y compartir formal e informal, unidos al mar, la tierra y la luz, conforman una experiencia mágica. Y contamos también, estoy seguro, con el apoyo de las instituciones del Estado, de la Comunidad autónoma y de la ciudad de Santander, así como con el afecto y la implicación de sus ciudadanos.
Isla de libertad; poro de comunicación con el mundo; universidad de universidades… Así han definido la UIMP algunos de sus ilustres visitantes. Tenemos ante nosotros un desafío formidable y apasionante: lograr que muchos futuros Valentín Fuster salgan de las aulas de La Magdalena dispuestos a trabajar por mejorar el mundo. Entre todos lo vamos a conseguir. Feliz 2022.
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