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La patria es humanidad, compatriotas solidarios, predicaba Benedetti frente a quienes la sacan en procesión. Cuatro días antes de que desahuciasen a una familia de Santoña ... , unos ciudadanos –que rechazaron los aplausos– donaron el dinero necesario para paralizarlo. Una deuda minúscula pudo causar un perjuicio mayúsculo. Eran 1.800 euros. Un imposible para los afectados, que sobreviven con 630 euros mensuales. Una generosa privación para quienes donaron. Una insignificancia para cualquier administración pública. Cabe preguntarse a qué urgencias se destinan los fondos del ponderado segundo Plan de Emergencia Social de Cantabria, dotado con 93 millones de euros para personas vulnerables. El primero, bien es verdad, alumbró el efecto contrario: más personas en riesgo de pobreza. Habrá que huir de la impaciencia y apostar por futuros. Esta semana apareció un reloj robado hace 18 años en Santander. Esto anima la esperanza de resolver otros enigmas: por qué ardió el Museo de Bellas Artes, o cómo Silvio Rodríguez –que visita Cantabria en vísperas electorales– ha encontrado su inspirador unicornio azul en el temperamento purriego de Revilla. El cantautor que ha preferido «hablar de cosas imposibles, porque de las posibles ya se sabe demasiado». Quizá ahí reside la coincidencia. La ciudad se derrumba y yo cantando, versó Silvio. El fin de legislatura precipita un torrente de descalabros en Santander. La anulación del PGOU, del MetroTus y hasta de la operación 'vestida de azul' entre populares y la edil Tatiana para expulsar al concejal Mantecón de su propio grupo municipal y bautizarle injustamente de tránsfuga, según veredicto judicial. Mientras el exconcejal de Ciudadanos solo es un señor que casualmente siempre les da la razón.
El limbo de los espigones de La Magdalena, enredado ahora por la tercera vía socialista. La liberación de las estaciones reducida a un recatado parque, 'zona estancial' en lírica municipal. La conquista del frente marítimo sufre otra prórroga. Apenas habrá que actualizar los oníricos infogramas de pretéritas campañas electorales. Las promesas no cambian. Solo podemos cambiar nosotros. En las últimas semanas nos han caído dos meteoritos y un diluvio, preludio de la vaticinada trinca electoral. La verdad o el fin.
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