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La declaración de intenciones es larga, pero huérfana de obras. El Gobierno nos vende humo, universos virtuales y presentaciones sobradas de infografía y necesitadas de ... ladrillo. La moda son los museos, y Cantabria toda puede convertirse en un museo pobre y viejo, con jubilados y funcionarios expuestos en las vitrinas bajo una suave luz cenital. Los jóvenes que preparamos en nuestra universidad carecen de oportunidades, por lo que el dinero que invertimos en su educación lo aprovechan las regiones que los contratan. Un negocio redondo. Lo único que funciona en Cantabria no es siquiera la iniciativa privada en su conjunto, sino la decisión libre de personas individuales, levantando edificios o patrimonios en su lugar de nacimiento, como la familia Botín con el Centro de Arte y el Proyecto Pereda, o José María Lafuente y su archivo singular. Urge un radical cambio de rumbo, que no parece posible con un timonel agotado, un segundo muy preocupado por la foto, y el crecimiento de la burocracia. Un Gobierno sin blanca aumenta el número de personas que cobran de lo público para colocar a los afines a costa de los contribuyentes. Los favores de partido los pagan los ciudadanos.
Hablemos de museos. En marcha el Centro Botín, transformador de la ciudad y los lugares de quedada, cuatro son los pilares de un futuro museístico improbable: el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac); la sede asociada del Reina Sofía y el Archivo Lafuente en el edificio del Banco de España; el Proyecto Pereda, para acoger los fondos del Banco de Santander, y la remodelación del Museo de Arte municipal (MAS). Por orden de posibilidades reales situaremos el Proyecto Pereda, seguro, de iniciativa privada, y el MAS, después de dos años perdiendo el tiempo. El Reina Sofía está en el aire, bailando entre el papeleo, y queda el Mupac, el de mayor importancia por lo que representa, y el más dudoso.
Quizá Cantabria sea negativamente peculiar al no valorar lo que la hace única, su riqueza prehistórica. A veces, personalidades de prestigio, artistas de renombre, grandes pintores y empresas punteras nos indican el camino y no entienden la parálisis. Qué hacen, despierten, trabajen y muestren. Lo que ustedes tienen, no lo tiene nadie. Google homenajeó el aniversario del descubrimiento de Altamira con el bisonte encogido en la página inicial y una gran exposición digital. Es Altamira, y las otras nueve cuevas Patrimonio de la Humanidad, nuestra carta de presentación ante el mundo. ¿Por qué se desperdicia ese potencial, cómo no se ha construido un supermuseo de la Prehistoria, un edificio dominante? Hay dibujos, parece, alguno con el despropósito de integrar en el museo la Consejería de Cultura. Pura distracción. Lo que no hay es dinero ni actividad en Peña Herbosa. El proyecto más relevante es el menos probable.
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