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CANTABRIA POSITIVA ·
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CANTABRIA POSITIVA ·
Bloqueo e inestabilidad en el ámbito nacional afectan considerablemente a la economía de Cantabria desde 2016He vuelto a leer en algún comunicado de estos días la cifra de 121 millones de euros como cantidad que el Estado adeuda a Cantabria por gastos pendientes de las obras de Valdecilla. Y no digo yo que no se deba eso, o incluso más, ... sino que hay que puntualizar, una vez más, que esos son relatos que los cántabros nos contamos a nosotros mismos ante el fuego de la chimenea, pero que ni un solo responsable nacional ni gubernamental ha aceptado, repetido y firmado debajo de semejante cifra. Es decir, aunque se ha reconocido genérica y vagamente una deuda por Valdecilla, lo que no está reconocida es ninguna cifra concreta. Los 121 millones son conversación cántabra, no compromiso español. Esto posee una gran trascendencia, ya que dicha cantidad no anda muy lejos de todo un 1% del PIB anual de la economía cántabra. Si no me falla la memoria, casi equivale al presupuesto de la Universidad de Cantabria de un año entero. Sería, sin duda, una inyección muy notable para nuestro siempre hambriento gasto sanitario.
Convendría, pues, poner esa cifra, negro sobre blanco, en un papel con sellos oficiales y firma y rúbrica de ambos gobiernos, a fin de zanjar para siempre la situación y quitar del horizonte de Cantabria esta perpetua expectativa nunca satisfecha. Uno puede mostrarse prudente y preguntar si un Gobierno que no nos devuelve el IVA de diciembre de 2017 cobrado en nuestro territorio (deberíamos recibir unos 42 millones de euros) será capaz de otorgarnos con súbita liberalidad 121 'kilos', a bote pronto y sin vestir este santo a cambio de desvestir a otros (las inversiones estatales anunciadas en nuestra comunidad). No será fácil.
El problema no es solo, aunque también, de voluntad, sino además de capacidad. Desde la moción de censura Frankenstein de hace dos años, España no ha vuelto a conocer la normalidad presupuestaria y es más que evidente que una parte importante de responsabilidad por el frenazo de la economía cántabra antes del virus de marzo ha de recaer sobre la arritmia, cuando no parada sin más, de las inversiones estatales en nuestra región. Como esto ya sucedió durante el año del bloqueo institucional en 2016, he ahí una experiencia fresca y reciente de lo que debemos evitar. Ya se empiezan a oír rumores de elecciones anticipadas en 2021. Por ello, la conveniente concreción de cifras y plazos, todo ello por escrito y con las bendiciones legales de rigor, parece urgente para Cantabria. El episodio del anuncio e inmediata pérdida del centro meteorológico europeo en Comillas es un ejemplo más de la fragilidad de fiarlo todo a lo verbal o lo inconcreto, y se añade a aquellas jubilosas proclamas de 200 millones para la Autovía del Agua (en boca de una vicepresidenta del Gobierno, nada menos) que jamás se cumplieron. Hay que ser más amarrategui, sino no quiere uno convertirse en plañidera profesional dada de alta en la Seguridad Social.
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Ana del Castillo
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