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Cuando en las semanas previas a las elecciones autonómicas de mayo de 2019, Lorenzo Vidal de la Peña, presidente de CEOE Cantabria, se incorporó como número dos a la candidatura encabezada por María José Sáenz de Buruaga, en el propio PP y en los demás ... partidos empezaron las 'quinielas' sobre el tiempo en que uno y otra tardarían en salir tarifando. Objetivamente era una buena idea fichar a uno de los referentes de la sociedad civil de la región como Vidal de la Peña, como lo era también, en menor medida, incluir en la lista popular al dirigente de Asaja Pedro Gómez, pero l jefe de la patronal no está especialmente dotado para aceptar la disciplina, la jerarquía y los criterios de una organización cuando él no la dirige. Al final, la convivencia entre Sáenz de Buruaga y Vidal de la Peña no ha llegado ni al ecuador de la legislatura. Con más o menos razón, la andanada del empresario pidiendo públicamente el relevo de la presidenta del partido pone de manifiesto la urgencia con la que el PP debe resolver las grandes dudas que se ciernen sobre su liderazgo, sobre todo si se propone en serio acabar con la hegemonía del PRC de Revilla en la política regional.
En realidad, nunca hubo integración plena del empresario en el partido y el grupo parlamentario al que llegaba. El propio Vidal de la Peña dejó bien claro desde el principio que él tenía sus propias ideas sobre la acción política y en su partido empezaron a pensar que el nuevo diputado actuaba como si hubiera comprado un club de fútbol en el que podía operar sin rendir cuentas a nadie. Y así fueron sucediéndose las desavenencias. El nuevo diputado terminó apartado de las funciones de portavoz en asuntos industriales o energéticos. En los debates parlamentarios exhibía un tono muy crítico contra Revilla y los consejeros del PRC, como Francisco Martín y luego Javier López Marcano, que contrastaba con la moderación oficial del PP, siempre a la espera de que una ruptura del regionalismo con el PSOE les diera la oportunidad de negociar la gobernabilidad con Revilla, lo que no ha sucedido hasta la fecha.
La disidencia de Vidal de la Peña en el PP ha sido la comidilla del Parlamento de Cantabria durante meses, incluso con ironías y mofas en los debates en el hemiciclo, porque el empresario del motor ha mostrado su malestar a todo el que lo ha querido oír. Pero ha sido la tribuna incendiaria publicada por el diputado en El Diario, en la que urge el final del agotado liderazgo de Sáenz de Buruaga, lo que ha desatado un escándalo político que recrudece el deterioro del PP y de su presidenta, siempre discutida desde el crispado congreso regional de 2017.
En la ejecutiva del PP y entre sus fieles están seguros de que el 'misil' de Vidal de la Peña viene teledirigido desde Camargo, el municipio de residencia y del que fue alcalde el ahora diputado nacional Diego Movellán, la 'bestia negra' del oficialismo popular, al que acusan de mover los hilos en Cantabria y en Madrid para moverle la silla a Buruaga.
En el PP han hablado de tramitar un expediente sancionador para Vidal de la Peña, pero se trata más bien de hacer el ademán. Cuanto menos ruido mejor, a ver si el alboroto se calma pronto. El aparato popular constata con alivio que el desahogo crítico de su diputado rebelde no ha suscitado apoyos ni entre los dirigentes del partido en las diversas instancias políticas ni en el conjunto de la militancia.
Vidal de la Peña afirma, en cambio, que su tribuna ha merecido muchas y buenas reacciones de respaldo a sus planteamientos sobre la necesidad de renovar el liderazgo del partido, tanto más urgente cuanto se acercan las elecciones autonómicas y municipales de 2023. A su juicio, el PP se tiene que creer que es posible derrotar en las urnas a Revilla, pero en la situación actual del partido el presidente regionalista se crece.
Entre los leales al aparato, entre los críticos, entre los mediopensionistas, en los conciliábulos que proliferan durante el verano en el PP llegan a una evidencia compartida: el partido necesita cuanto antes clarificar el liderazgo y el rumbo. De momento, el congreso se aplaza al primer trimestre del año próximo, o sea que hasta entonces habrá seguramente nuevos episodios estrepitosos mientras se mantiene la incertidumbre: si Sáenz de Buruaga logra mantenerse al frente del partido, si se materializa su relevo por Movellán o alguien de su cuerda, si Gema Igual deja de resistirse a las presiones en Cantabria y en Madrid y se anima a tomar el mando. Más allá de ocurrencias y soluciones creativas, que nunca faltan, no hay mucho donde elegir,
El PP percibe una tendencia positiva en toda España y en muchas autonomías. También en Cantabria tiene sondeos que le favorecen y castigan a Revilla, pero ya se sabe que nunca sopla un buen viento para el que no sabe adonde va.
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