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La carrera por la vacuna del coronavirus y su rápida aprobación resulta llamativa, teniendo en cuenta que se trata de procesos que, en condiciones normales, no es raro que se demoren diez años o más. Sin embargo, esta no es la primera ... vez que sucede algo así: hace 124 años, el científico ucraniano Waldemar Mordecai Haffkine consiguió una hazaña todavía más increíble.
En septiembre de 1896 se diagnosticó el primer caso de peste bubónica en Bombay, entonces en la India británica. Se trataba de una pandemia que había comenzado en Yunnan, China, en 1894. El gobernador pidió ayuda a Haffkine, que gozaba de mucho prestigio en la India gracias a una vacuna contra el cólera, que había empezado a distribuir un par de años antes.
Haffkine se desplazó a Bombay, e instalado en una pequeña habitación, con un empleado y tres asistentes no capacitados, se dispuso a llevar a cabo tarea de crear la primera vacuna contra la peste del mundo desde cero, partiendo de los trabajos de Pasteur y Jenner, y de su propia experiencia de la vacuna contra el cólera.
En diciembre del mismo año, Haffkine inoculó con éxito conejos contra un ataque de peste, y para enero de 1897 estaba listo para probar una nueva vacuna contra una enfermedad mortal en un ser humano. El 10 de enero de 1897, Haffkine se la inyectó. Experimentó una fiebre intensa, pero se recuperó en unos días.
A finales de ese mes, se produjo un brote de peste en una cárcel de Bombay, y fue allí para realizar pruebas controladas. Inoculó a 147 presos y dejó 172 sin tratamiento. Hubo 12 casos y seis muertes entre los no tratados y solo dos casos y ninguna muerte entre los tratados.
El éxito conseguido en la cárcel desencadenó una rápida expansión de la producción y de las pruebas. Ese mismo año, con motivo del jubileo de la reina Victoria, fue nombrado caballero. En 1899 se inauguró el del Laboratorio de Investigación de la Plaga en la antigua residencia oficial del gobernador Bombay, en Parel, con nuevas instalaciones y una plantilla de 53 personas a cargo de Haffkine.
Lamentablemente, en marzo de 1902, 19 personas murieron de tétanos en el Punjab después de ser inoculadas. Las evidencias parecían apuntar a una contaminación fatal de una botella, preparada 41 días antes en el laboratorio de Parel, lo que motivó su despido. Con el tiempo, se descubrió que la contaminación se había producido en el mismo lugar de vacunación, donde un asistente no esterilizó convenientemente las pinzas antes de abrir la botella; sin embargo, aunque fue readmitido cuatro años después del despido, su reputación había quedado profundamente dañada.
Haffkine arriesgó su propia vida por dos veces para probar sus vacunas, tanto la del cólera como la de la peste; es imposible saber la cantidad de vidas que salvaron sus vacunas, probablemente fueron millones tan solo en la India. Sin embargo, a pesar de sus logros, su figura cayó en el olvido muy pronto, y hoy en día es prácticamente desconocido. Puede que en ello influyeran los prejuicios de la época: Haffkine no era médico, le costaba expresarse en inglés, y, para rematar, era judío.
Pero no todo el mundo le ha olvidado. En la India, algunos de sus partidarios presionaron al gobierno, cinco años antes de su muerte, para que cambiara el nombre del laboratorio de Parel por el de Instituto Haffkine, que se mantiene hasta el día de hoy.
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