La vacuna china

Hay que reconocer que la investigación china está más avanzada que la estadounidense, pues esta vacuna ya ha comenzado la fase II de ensayos clínicos. En esta fase están participando 500 voluntarios adultos, se trata de un estudio aleatorizado, doble ciego y con grupo de control. El grupo de control recibe un placebo, mientras que el resto de los voluntarios recibe la vacuna en distintas dosis; ni los voluntarios, ni los médicos que efectúan las pruebas, saben quién recibe la vacuna y quién el placebo.

Si la vacuna de Moderna es de ARNm, ésta es una vacuna vectorizada. Se utiliza un adenovirus debilitado en el que se ha introducido el material genético que codifica la proteína S del coronavirus. Este adenovirus es el causante del resfriado común, infecta con facilidad las células humanas, pero la versión atenuada que se utiliza es incapaz de causar enfermedades. Al llegar las células infectadas a los ganglios linfáticos, el sistema inmune genera anticuerpos contra la proteína S que atacarán al coronavirus. A diferencia del método ARNm, esta técnica se ha utilizado en vacunas como la de la hepatitis B o la del papiloma humano.

En la fase I de ensayo, la vacuna vectorizada se administró a 108 voluntarios y los resultados fueron prometedores, pues se ha observado respuesta inmune en forma de anticuerpos de unión y neutralizantes, así como respuesta celular de las células T. Debido a la forma de la vacuna, una alta inmunidad preexistente al adenovirus podría reducir la respuesta inmune al coronavirus.

Hay que tomar estos resultados con prudencia, lo mismo que los americanos. Que una vacuna supere la fase I de ensayos quiere decir que es una buena candidata para la fase II, nada más; la mayoría de las vacunas no pasan esta fase. Que una vacuna genere respuesta inmune no implica necesariamente que vaya a protegernos de la enfermedad. Y en cuanto a los plazos, este anuncio no supone ningún cambio; si todo marchara excepcionalmente bien, a finales de este año o primeros de 2021 podría haber una vacuna disponible, pero no para toda la población.

Aunque haya quién se pueda molestar por el uso de tácticas de propaganda en un tema tan sensible, que haya competitividad entre los grupos que desarrollan las vacunas es bueno; actualmente hay más de 100 proyectos de vacuna en marcha, están aumentando las posibilidades de que alguna de ellas funcione.