Secciones
Servicios
Destacamos
En 1870 el Diccionario geográfico Madoz, extraordinario documento de la España de su tiempo, retrata Astillero «Como punto destinado en verano para el recreo de muchos comerciantes de Santander, y también concurrido por muchos forasteros de ambas Castillas a bañarse en el Mar y tomar ... las aguas de la fuente de la Planchada, se encuentran por todo el término muchas y preciosas casas de campo con deliciosas huertas…». Como la forma más habitual de comunicarse con Santander era por mar, no habiendo un servicio regular, Juan Gutiérrez Colomer, cuya familia era de las habituales veraneantes en Astillero, tuvo la idea de crear una empresa de vapores que ofreciera un servicio regular y cómodo para unir durante todo el año los dos puntos. Creó una empresa familiar a la que se unieron, entre otros, Felipe Quintana, marqués de Robrero, que ilusionado con los establecimientos de balneario y hotel de la Magdalena, que acababa de inaugurar, pensaba que el servicio le podía ser muy útil; Leopoldo Pardo y Venancio Tijero, alcalde de Astillero; y otros amigos que entendieron que la idea podía ser beneficiosa para la localidad. La empresa se denominó 'La Corconera' y como 'Corconeras' fueron bautizados los vapores. Comenzaron con dos barcos el 28 de junio de 1877 y el 'Boletín de Comercio' daba la noticia de la puesta en marcha con once servicios diarios entre Santander y Astillero, saliendo cada hora desde los dos lugares.
La empresa creció cada año hasta tener activas nueve 'Corconeras'. Desde el primer momento tuvieron constante protagonismo en la actividad portuaria. Rafael Echegaray los describió: «Aquellos pájaros largos y veloces, con una gigantesca chimenea tísica y humeante, que fueron el adobe jugoso del paisaje de la bahía en las postrimerías del siglo». Su imagen es muy conocida al conservarse numerosas fotografías de los diferentes barcos. En 1973, en el centenario de la empresa, Rafael Gutiérrez-Colomer, nieto de uno de los fundadores más significados, publicó 'Santander 1875-1899' obra en la que recogió numerosas noticias curiosas publicadas en la prensa relacionadas con la historia de la ciudad, de las Corconeras y de los tranvías urbanos.
Las corconeras se adaptaron a todo tipo de servicios. En octubre de 1880 falleció en Astillero José María Orense, marqués de Albaida, nacido en Laredo en 1803. De intensa vida política, en 1877 regresó de uno de sus exilios en Francia para retirarse y descansar en Astillero. Su familia, para enterrar a don José María en el cementerio de San Fernando, en Santander, acomodó una corconera como velatorio. Del 'Boletín de Comercio' del 31 de octubre reproduzco algunos detalles: «La cámara 'de primera' del vapor quedó cuidadosamente preparada: al fondo un pequeño crucifijo, los cuatro grandes cirios puntualizando el cuadro, bien sujetos para prevenir los movimientos del barco, y el suelo cubierto de lujosa alfombra completaban la severa ornamentación de la cámara mortuoria (---). El anuncio de la familia decía así: 'Ruega asistan a la conducción del cadáver desde el muelle de la Corconera, en este pueblo, para ser conducido en uno de estos vapores y ser enterrado en el cementerio de San Fernando'. El féretro se colocó en el centro de la cámara y a los lados de esta, sentados en los bancos, los acompañantes muy severamente vestidos y silenciosamente respetuosos durante todo el trayecto». Numerosas personas esperaban en el muelle la llegada de la Corconera fúnebre y condujeron el féretro en hombros hasta el cementerio de Calzadas Altas.
La empresa construyó embarcaderos en Solía, San Salvador, Pedreña y el Puntal. Como una de las diversiones posibles eran los bailes públicos, las corconeras facilitaron y popularizaron la asistencia a las tradicionales romerías de los pueblos ribereños. En el 'Boletín de Comercio' leemos que con motivo de la tradicional gran romería del l5 de agosto de 1883 'La Corconera' había expedido, en la mañana, 15.556 billetes de ida y vuelta a Astillero. En esa fecha la empresa contaba con seis vapores.
En septiembre de 1887, en el décimo aniversario del primer servicio, se realizó el primer viaje al río Cubas. Según la crónica de 'El Atlántico' la empresa «invitó a un numeroso grupo de distinguidos excursionistas forasteros y coterráneos a recrear los ánimos en los encantadores paisajes que esas riberas ofrecen». Figuraban entre los asistentes: Germán Madrazo, exministro de Ultramar; Romero y Girón, exministro de Gracia y Justicia; Antonio Maura, Tirso Rodrigañez y el general Lacy y representantes de las élites dominantes de la ciudad. Extraordinariamente acogida la excursión por los invitados, se acordó realizar excursiones públicas a partir del mes de julio del año siguiente aprovechando las necesarias pleamares. Fue habitual que se realizaran viajes por encargo para festejar celebraciones de empresas o amigos. La relación social era una forma de ocupar el tiempo de descanso. Pereda participaba en las tertulias del Suizo, de la Guantería de Alonso, en las 'Catacumbas'de Sinforoso Quintanilla en su casa de 'Rúa Mayor' o en cualquiera de las que se sucedían en los periódicos, casinos y ateneos; según la magnífica biografía de Pereda de Benito Madariaga, la relación de personas que habitualmente intervenían en las tertulias es grande, Pereda era un gran conversador En 1889 Pereda trabajaba en una próxima novela de ambiente santanderino 'Nubes de estío' y en ella iba a retratar dos ambientes que se prestaban a la ironía y la sátira de veraneantes, como ya lo había hecho en las 'Escenas Montañesas' y en 'Tipos trashumantes'. Es posible que en una de las tertulias propusiera: 'Vámonos al Cubas'. Uno de los capítulos de 'Nubes de estío' se titula 'La jira elegante' y es una deliciosa descripción de la excursión de moda. José María Gutiérrez-Calderón de Pereda, sobrino del novelista y del promotor de 'La Corconera', en su obra 'Santander fin de siglo' indica que él participó en dos excursiones promovidas por su tío: en la del Cubas y en otra que realizaron al correo 'María de las Mercedes' fondeado en la bahía. En la 'Jira elegante' Pereda cambia los nombres por seudónimos; el Cubas es el 'Pipas', las 'corconeras' son 'Pitorras', Pedreña es «Pedretas; el sobrino identifica a loa amigos de Pereda caricaturizados en la obra, entre io Mazarrasa, y añade a los excursionistas, entre otros, al señor de Palencotros, Federico Vial, Pepe Zumelzu, Sinforoso y José María Quintanilla, Antonia que veraneaba todos los años en aquella ciudad y había concurrido a todas las jiras de pago al Pipas» al que encarga llamar la atención a contemplar las bellezas naturales que se veían más las que el narrador imaginaba, a Alhelí el cronista más almibarado y oloroso de todos los salones madrileños y también a la banda de música del Hospicio para animar el viaje.
En el 'Desastre' del 98 naufragaron las Corconeras, pero la gira del Cubas sigue atrayendo hoy. Si nos asomamos a internet encontraremos, además de la excursión tradicional en las 'Reginas', numerosos medios de seguir disfrutando del 'Pipas'. ¡Vámonos!
Una forma de ocupar el tiempo de descanso. Es conocido, por sus biografías, que Pereda asistía a varias tertulias y que eran muchas sus amistades. Pereda debió organizar una de estas iniciales jiras privadas. José María Gutiérrez-Calderón de Pereda, sobrino del novelista y del promotor de 'La Corconera', en su obra 'Santander fin de siglo' escribe que él participó en dos excursiones promovidas por su tío: una en la del Cubas y otra al correo María de las Mercedes fondeado en la bahía. En diciembre de 1890 fecha Pereda su novela 'Nubes de estío' y uno de sus capítulos, el titulado 'La jira elegante' es una deliciosa descripción de la excursión de moda. Aprovecha la descripción caricaturizada de sus amigos, ocultados en seudónimos, para describir situaciones de la novela y les acompaña de personajes que perfectamente podrían haber aparecido en sus iniciales obra 'Escenas Montañesas' y 'Tipos trashumantes' y vuelve a recurrir a la ironía y la sátira para describir a Alehelí «el cronista más almibarado y oloroso de todos los cronistas de salones madrileños» y al señor de Palencia que veraneaba todos los años en aquella ciudad y había concurrido a todas las jiras de pago al Pipas y en boca del cual describe, con libertad y exageración, el encanto de las bellezas naturales que se contemplan y también las que el hablador se imagina. 'Pipas' es el seudónimo del Cubas y 'Pitorras' el de las Corconeras.
En el 'Desastre' del 98, con la ayuda del ferrocarril y los nuevos transportes, naufragaron las Corconeras, pero el Cubas sigue atrayendo hoy. Si nos asomamos a internet, además de la tradicional excursión de los 'Reginas', encontramos numerosas ofertas y sugerencias para seguir disfrutando del 'Pipas'. No sé si Pereda en una de las tertulias pudo decir: ¡Vámonos al Cubas! Pero, en cualquier caso, sirve de invitación.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.