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La apertura de ofertas para el tramo Amusco-Osorno de la Línea de Alta Velocidad (LAV) ferroviaria entre Palencia y Santander es un hito que merece ciertas reflexiones. Se trata de una inversión de algo más de 100 millones de euros para unos 22 ... kilómetros. Su plazo de ejecución es de 40 meses, por lo cual, si se empezasen las obras este próximo mes de junio, deberían estar terminadas en noviembre de 2024. Teniendo en cuenta que la documentación esencial para la licitación estaba ya preparada por el Ministerio en febrero de 2018, no ha sido muy de 'alta velocidad' la tramitación.
Pero este tramo es solamente una parte de la conexión de LAV. Es preciso llegar desde Palencia capital hasta el propio Amusco, pueblo otrora famoso por su próspera judería. Son otros 22 kilómetros. Y luego habrá que llegar de Osorno hasta Reinosa: unos 21 kilómetros entre Osorno y Calahorra de Boedo; unos 12 entre esta localidad y Nogales de Pisuerga, al norte de Alar del Rey y del extremo septentrional del Canal de Castilla; y después, de Nogales a Aguilar de Campoo, Mataporquera y Reinosa. Entre Nogales y la capital campurriana aún se está desarrollando un estudio sobre los aspectos geológicos y ambientales.
Quedan por asignar 800 millones de euros para esos 43 kilómetros entre Osorno y Reinosa. Mas no olvidemos Palencia-Amusco, que podría sumar cerca de otros 100 millones. No existe de momento ninguna certeza sobre los plazos de proyección y encargo de todas estas obras que representan, pues, 900 millones en su conjunto, y 1.000 contando Amusco-Osorno. Pero hagamos una somera estimación, tomando este como estándar. Encontramos plazos constructivos de entre tres y cuatro años, sucesivos a plazos técnicos previos que no parece que vayan a suponer menos de dos años. Esto fijaría la finalización de la LAV Palencia-Reinosa para 2027: dentro de seis años.
Sin embargo, y es un 'sin embargo' muy embargoso, todo esto dependería de la voluntad política ministerial de emplear en la provincia de Palencia y parte de Cantabria una inversión de 900 millones en cuatro años, es decir, unos 200 millones/año entre 2023 y 2027. Cualquier cifra por debajo de esto alargaría el calendario. Sinceramente, me sorprendería mucho que se alcanzara tal intensidad de gasto. No creo que el Estado vaya a emplear más de cien 'kilos' anuales y eso nos pondría en un horizonte de nueve años a partir de 2023, es decir, que se terminaría todo para 2032. Y todo esto presuponiendo un ritmo normal de la administración, sin virajes bruscos en los compromisos de infraestructuras, ni nuevas crisis económicas que obliguen a aplazar inversiones, ni contenciosos que bloqueen tramos sine die.
Esta consideración nos lleva a ciertas conclusiones. La primera es que nuestra conexión ferroviaria modernizada con el eje Palencia-Valladolid-Segovia-Madrid no será efectiva hasta un periodo de tiempo que podemos fijar entre 2027 como mínimo y 2032 como perfectamente temible, dependiendo de la gestión de los tramos. La segunda conclusión, es que, si esto ocurre con una LAV que ya estaba muy impulsada administrativamente por el anterior ministro santanderino, ¿qué tiempos habría que esperar para el tan publicitado, aunque últimamente barrido debajo de la alfombra, tren Santander-Bilbao? En el mejor de los casos, 2040 parecería una fecha fabulosamente próxima. En cuanto se aterrice sobre la dimensión real de la idea, todos entenderemos mejor su carácter de liebre mecánica electoral, como en su día fueron el túnel del Escudo, el túnel Santander-Somo o el puente Laredo-Santoña. Es un fenómeno que bien podría llamarse la 'piscificación' del electorado, con cuyo amoroso instinto por los anzuelos se cuenta y, además, ello con científica certeza, hay que admitirlo humildemente.
Uns tercera, complementaria, conclusión es que no parece que esta mejora ferroviaria vaya a ser acompañada por una más ágil realización de la autovía Aguilar-Burgos, A-73, que supone el otro gran impulso de comunicaciones que se necesita para enchufar el espacio cántabro con los corredores del Ebro y de Aranda. Cada vez que se toca este tema, los responsables hacen como las zarigüeyas, marsupial que, al sentirse en peligro, experimenta la 'tanatosis' o desmayo de disimulo. Todas las autovías de España se construyen con el BOE, menos la Aguilar-Burgos, que al parecer se quiere construir por silencio administrativo, nueva técnica de obra civil que convendrá estudiar en adelante en las escuelas de Caminos. La A-73 anda ya muy necesitada de procesiones y rogativas que convoquen fuerzas superiores a las humanas. Ha sido de nuevo portada estos días en un diario burgalés la total paralización de este proyecto. Con él, se dejaría de hablar de 'España vaciada' en el sur de Cantabria.
Siempre volveremos a lo mismo, salvo que nos ocurra como en aquella novela de Saramago, 'La balsa de piedra', y nos desgajemos de Iberia como una nave en el mar, igual que Iberia se separaba de Europa en aquel relato del autor portugués. De momento, somos esencialmente un eje entre la meseta ocre y el globo azul, y muy secundariamente un eje entre Asturias y Francia. En el primer caso, están distantes las realizaciones ferroviarias y viarias que se necesitan. En el segundo, solo la A-8 funciona, porque el ferrocarril de ancho métrico, aunque hay la vocación de baipás entre la línea Oviedo-Santander y la Santander-Bilbao, con una inversión de unos 18 millones en las proximidades de La Remonta, no puede superar el hecho de que las líneas no son competitivas sin grandes transformaciones aún no concebidas.
Mejorar la A-8 (con el tercer carril Laredo-Vizcaya), vigilar los tiempos de la LAV Palencia-Reinosa y dar muchísimo la lata con la A-73 Aguilar-Burgos son, por tanto, las opciones más realistas. Lo demás, mejor para truchas con derecho de sufragio. Se cree que es como eso de la pesca sin muerte, cosa meramente deportiva y de lucimiento. Pero habría que visitar algún día el Cementerio de los Futuros, con su Santander-Mediterráneo y hasta con su Santander-Abando, para verificar la presunta inocuidad de esta simpática afición.
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