No nos vengamos arriba

Pero, venga, esta vez me lo quiero creer. Una puesta en escena como la de la semana pasada, con una comparecencia coral -tres consejeros y dos directores generales- para sacar pecho ante los buenos datos (o no tan malos), no se entiende si no están convencidos de que vamos en la buena dirección, aunque no haya que bajar la guardia. Mejor matizar, sí. En Sanidad, bajan los contagios diarios y la incidencia acumulada y la carga hospitalaria es «razonable». En Educación, están contentos porque el inicio de curso está resultando mejor de lo esperado -salvo para los que han estado o están confinados-. En Políticas Sociales se da por controlada la situación en las residencias de mayores. «Trabajo y protocolo», apuntan sus responsables como receta de la menor incidencia.

Y no hay ningún municipio confinado, aunque algunos contienen la respiración por temor a que se les vaya de las manos y amanezcan con una sorpresa. Santoña o el barrio de La Inmobiliaria ya saben de qué tipo. Conclusión: que resulta que contenemos mejor la pandemia que el resto de comunidades. Y todo después de un verano de récord, con un Cabárceno de récord, un faro de colores de récord y una ocupación de récord. «Cantabria está de moda», escucho en la barra de un bar. Sí, también con una deuda de 3.509 millones, con 5.333 desempleados más que hace un año o la necesidad de 120 médicos para solucionar el caos en Atención Primaria, entre otras cosas. No nos vengamos arriba.