Que SiesSí Emperatriz o Pam sean legas en derecho, pero sabias en ideología, se puede entender. Pero que Victoria Rosell, a la que quieren colocar ... en el CGPJ, diga lo mismo que quien no tiene ni repajolera idea de leyes, tipificaciones o cálculos de penas, es más grave. Que insista en los errores judiciales y en la aplicación sin reflexión de su «magnífica» e innecesaria ley. Vale, no dan para más que para la contumacia en la burricie jurídica.
Otra cosa es Díaz, la ministra del extraño prestigio, que no es que sepa más pero va a lo suyo. Según Iglesias (líder de Podemos en la sombra y en el sol), poniéndose de perfil. Ha pedido prudencia y dejar trabajar al TS. El líder Pablo Iglesias (vamos a hablar de machismo) ha calificado de «miserable, cobarde y políticamente estúpido» el posicionamiento de Díaz.
Victoria Rosell, a quien el otro día hasta Xavier Fortes explicaba cuestiones jurídicas básicas, va más allá. Ha sugerido a los medios que no den cobertura a las peticiones de revisión de condena. Porque «son parciales» y vienen de «abogados de violadores que quieren ver reducidas sus penas».
Menudos malhechores los abogados pretendiendo aprovechar la ley. Y luego malhechores los jueces, que son, con sus resoluciones, según Rosell, los que están provocando la inseguridad jurídica, no el Gobierno. «Dejemos de hacernos eco de que las defensas piden revisar sentencias, como cuando en su día pedían absoluciones y sus clientes están condenados». Claro.
La rebaja en las penas la ha provocado la unificación de los delitos de agresión y abuso sexual. Pero para Igualdad la norma «no tiene lagunas», porque «presenta un cambio de esquemas que hay que interiorizar». Interiorizar y no informar.
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