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Torrelavega, 11 de septiembre de 1930. Presintiendo la inminencia de un desenlace fatal, el perro de caza lloró en anticipo la muerte del amo. Ya no habría más salidas al Monte Dobra, entre el Pas y el Besaya, por las demarcaciones de Puente Viesgo ... y San Felices de Buelna. Ya no irían más a chochas y liebres, deambulando entre riscos y simas. Los cartuchos de tiro florecerían en las cananas. La escopeta de dos cañones enmohecería en el armario del trastero. Igualmente desalentados, los peces de colores giraron hasta volverse locos en la pecera del pasillo. Del taco del calendario se desprendió una hoja que el viento clavó en la espina de un rosal, en 'Los Rosales'.

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