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Cada año que pasa posee, como el dios Jano y, según dicen, los santanderinos también (por las cabezas de los Santos Mártires en el escudo de su ciudad), dos rostros. Es un año más que se ha agregado a la vida, otra capa de existencia. ... Pero también un año menos en relación con el inevitable término: eso de que «Sócrates es mortal» ya se ponía en los ejemplos de lógica hace muchos siglos. En principio, este valor de más y de menos en el tiempo que pasa no afecta a todo lo que supera el marco de la existencia individual. Por ejemplo, las comunidades políticas: un año más de la Cantabria autónoma no significa un año menos para su futura disolución. Por ejemplo, las tareas científicas: un año más de nuestro Instituto de Física no supone un año menos en relación con el día en que se disuelva la entidad por haberse hallado ya todos los secretos del Universo. Otro ejemplo son los clubes deportivos: cuando el Racing cumple no creemos que esté más cerca de su desaparición. Hasta aquí parece que estamos de acuerdo, pero le sugiero que tome una perspectiva de historiador o de filósofo, y que reconsidere la escala temporal.La vida humana pode mos medirla por un puñado de años.
La esperanza de vida al nacer era en Cantabria el año pasado de 83,31 años, solo por debajo de la de Madrid, Castilla y León, País Vasco y Navarra. Por sexos, las cántabras aspiran a una media de 86,26 años; los cántabros nos quedamos en 80,30. De lo bien que nos ha venido la democracia, da testimonio que en 1975, cuando se coronó a Juan Carlos I, estas cifras eran respectivamente 76,78 y 69,50. O sea, que, si usted quiere, a los varones montañeses la monarquía europeísta nos ha sentado incluso un poco mejor, así que antes de votar ninguna reforma constitucional tendremos que consultarlo con el médico. Pero las «edades» de comunidades políticas, tareas científicas o instituciones varias no son de ese corto metraje. Hoy la autonomía de Cantabria es más joven que muchos de los propios cántabros, mas llegará un día en que sea más vieja que todos (cuando allá por 2080 perezca el último cántabro nacido antes de 1982). Los físicos están acostumbrados a esa sensación, porque Tales de Mileto fue el primero de ellos hace 27 siglos. Sin embargo, los estados nacionales y las comunidades políticas no son como las ciencias de la naturaleza. Lo que depende de la cultura es mucho más inestable e imprevisible. No sabemos si Francia en algún momento desaparecerá como tal estado. Hubo épocas en que no existía. Y no hay una ley natural que diga que deben existir Francia, Cantabria o Vitigudino como entidades políticas. Que me perdonen los lectores vitigudinenses, pero, si cayó el Imperio Romano, de ahí para abajo…
La permanencia de las obras humanas, aunque en una escala temporal superior a la de las vidas, es igualmente limitada. Queremos en las obras lo que no está en las vidas: continuidad del espíritu, inmortalidad terrenal. Pero en realidad solo podemos tomar la palabra y pasar un testigo, sin saber qué lenguas ni qué relevistas habrá dentro de cierto tiempo. La ciencia y el arte son los candidatos con mejor fecha de caducidad. En cambio, casi toda la política tiene la fecha de consumo preferente de un yogur. En trabajar ese 'casi' está la buena política, mezcla de ciencia y arte.
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Ana del Castillo
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