Vidas maestras

Dice el presidente Revilla que en calidad educativa estamos que «nos salimos», y tiene razón, aunque se le olvide mencionar que gracias a las magníficas transferencias conseguidas en esta materia por Sofía Juaristi, y la posteriores gestiones de Rosa Eva, de Ramón, de Miguel Ángel y de Marina, que, al menos, ha conseguido la paz sindical.

No necesitamos los maestros y profesores ni indemnizaciones ni pelucos ni pines ni cócteles para estar al pie del cañón, dando lo mejor de nosotros mismos por los jóvenes escolares de Cantabria, como lo demuestran los magníficos resultados de calidad en comparación con el resto de España.

Aún recuerdo cuando, cursando el doctorado, se nos preguntó cuál era el perfil del buen profesor y yo, mirando a mi compañero Enrique, respondí: «Alto, delgado y poco comedor», pensando en aquellas épocas en que se decía: «pasas más hambre que un maestro de escuela».

¡No pasa nada! No es mal regalo la subida del 8,5% a los jubilados después de lo ahorrado desde Zapatero bajando los salarios un 5% anual.

No obstante, gracias por el reconocimiento, por el magnífico acto aunque fallara el sonido, y enhorabuena por el acierto de elegir a varios alumnos para presentarlo, y por el vídeo de agradecimiento, pues por ellos y para ellos hemos dedicado lo mejor de nuestro tiempo, ese tiempo que ahora, con más años, y más achaques, vamos lentamente recuperando para nuestras familias, que nos han soportado el estar en casa preparando materiales, corrigiendo exámenes, no solo durante la pandemia, sino durante toda nuestra vida dedicada a la enseñanza.