Vidas salvadas

Varias de estas medidas, o todas ellas, se han adoptado antes o después por los Gobiernos europeos durante la emergencia sanitaria. Dado su impacto social y económico, es importante evaluar su eficacia para determinar qué vías de acción deberán seguirse en el futuro para mantener el control de próximos brotes de esta u otras pandemias.

Para llevar a cabo su estudio, el Imperial College se ha valido de su modelo matemático, una herramienta de cuya eficacia ya hemos hablado en esta columna. Este modelo no utiliza los datos de casos confirmados, ya que estiman que no llegan a comunicarse una gran proporción de infecciones. En su lugar, han calculado los niveles de prevalencia a partir del análisis de las muertes reportadas; incluso reconociendo que las cifras pueden ser erróneas, consideran que son más fiables que las de casos confirmados, y por lo tanto más útiles para estimar la proporción de aquellos no reportados.

Según los datos obtenidos en su proyección, de no haberse tomado estas medidas habrían fallecido en Europa entre 2,9 y 3,6 millones de personas, en lugar de las 128.928 comunicadas a la fecha del estudio. Solamente en España, el modelo calcula que las medidas adoptadas han salvado unas 450.000 vidas. Desde el punto de vista de la mortalidad de la pandemia, las medidas han sido un éxito, y si comparamos los datos del único país del estudio que no adoptó el confinamiento, Suecia, con los de los países de su entorno, salta a la vista que ésta es la medida más eficaz de todas.

Pero por muy efectivas que hayan sido estas medidas, lo que estamos deseando todos es recuperar nuestras vidas de antes de la pandemia; por eso, aunque se haya demostrado que disponemos de armas eficaces contra el coronavirus, seguimos soñando con la vacuna.