La vieja normalidad

Sigo porque hay mucho que hacer, pero entre llamada y llamada Andrea reclama mi atención ante un problema matemático que no resolvería ni en un día entero mientras su hermano reclama su cuota diaria de tableta. Los expertos, muy expertos, han decidido que no volverán a clase hasta septiembre, que para ese mes ya estará matriculada la Nueva Normalidad. Miedo me da.

Quiero seguir, pero no hay manera. Suena el timbre. Una empresa de reparto me trae un paquete. ¿No será la Nueva Normalidad que se ha adelantado? Es el momento de poner la 'revilleta' –ahora sólo nos hacen falta test y 450 millones– y bajar al portal. El hombre dice que no da abasto. Ya ven, unos con mucho trabajo y otros sin él, en la cola de la Cocina Económica. Al subir me tropiezo con el vecino del primero: «Niño, nada va a volver a ser como antes». ¿Pesimista o realista? Los vaticinios, para el grupo de expertos, muy expertos. Los mismos que dan ya la bienvenida a la Nueva Normalidad, donde lo nuevo –se me ocurre otro adjetivo– es bautizado como normal y lo que hasta ahora era normal –antes del Covid-19, claro– no sabemos si volverá a serlo algún día. ¡Vieja normalidad! Cómo te echo de menos.