Que viene el lobo

Pero antes debo decirles una cosa. No me digan como lo sé, pero lo sé. Sé que viene el lobo. No viene huyendo de los cazadores, eso ya lo hace habitualmente, ni tampoco para enfrentarse a los ganaderos. Viene a otra cosa. Se ha enterado de que dentro de unos meses hay elecciones y le han dicho que ahora o nunca, que aproveche la coyuntura para solucionar lo suyo. Él está harto de tantos planes regionales, lo están mareando de verdad, pero me dicen que viene seguro, que quiere conocer al bipartito porque le han dicho que están enfadados por su culpa, y él no quiere cargar con esa responsabilidad.

Así que está dispuesto a mediar entre Revilla y Zuloaga. Ha llegado a sus oídos que ha crecido la tensión desde que los socialistas apoyaran –con camiseta de protesta incluida– a los ganaderos en la feria sin ganado de la 'capital del mundo'. Seguro que el presidente le habrá reprochado al delegado de Gobierno: «Pablo, vamos a llevarnos bien que ya queda poco y no tengo edad para estas cosas» (versión 'light'), y éste le habrá respondido con su sonrisa habitual: «Miguel Ángel, hombre, no te lo tomes así, es política» (versión 'light' también).

Y quizá los dos, en un momento de la discusión, hayan pensado en lo que pasaría si alguien –comisario o no– se dedica a grabar sus conversaciones. Y hacen bien en pensarlo, que luego hasta el lobo acaba enterándose de todo. En fin, espero que nadie me haya grabado esta conversación. Miedo me da que salga a la luz. ¿Y ustedes? Tengan mucho cuidado con lo que dicen.