Secciones
Servicios
Destacamos
Las historias se cuentan desde el principio, pero la Historia siempre se cuenta desde el final. Por eso las historias siempre suelen ser las mismas, y así el vizcaíno «en mala lengua castellana y peor vizcaína», siempre vuelve a decir a Don Quijote: «¿Yo no ... caballero? Juro a Dios tan mientes como cristiano. Si lanza arrojas y espada sacas, ¡el agua cuán presto verás que al gato llevas!». En cambio, cuando se escriba la historia de España en un futuro, no sabemos si los avatares de nuestro emérito serán un apuro de la monarquía hispánica felizmente ya superado en la época de la reina Leonor, o si se juzgarán epílogo de una restauración que dio paso a la tercera, y vencida, república. Como la Historia se escribe desde el futuro, y el futuro é mobile, resulta que sus historias, lejos de ser tan eternas e inmutables como las de Cervantes, están siempre recomponiéndose a la luz de lo que va pasando. (Bueno, también una novela tiene la historia de sus lecturas, pero no quiero enredarnos en eso hoy).
Así que he vuelto a revisar mi artículo de hace casi exactamente un año en estas mismas páginas: 'Viene el invierno', publicado un 7 de marzo. Solo una semana después se implantó el estado de alarma y el confinamiento por la epidemia. Caímos en lo apocalíptico. En aquel sábado, quería yo prevenirles a ustedes de una cierta conjuración de nubes tormentosas: el virus chino (que aún no sabíamos si era noticia leve tratada con exageración, o gravísima tratada con eufemismos, que fue lo que resultó ser al poco); los tortazos de/a nuestras industrias; la investigación suiza sobre los chanchullos financieros de nuestro ex Jefe del Estado; y el problema de depender, ante estas coyunturas, de la jaula de grillos catalana. Todo lo cual para Cantabria no eran noticias muy prometedoras.
¿En que podría hoy basarme para proclamar, como Stravinsky, la consagración de la primavera a partir de preludios invernales?
En primer lugar, el virus no está dominado. Quedamos muchísimos cántabros por vacunar y seguimos en peligro cierto. Bruselas no ha sido ágil en la gestión de los suministros de vacunas, y las autoridades nacionales de la UE tampoco demasiado en la administración de las inyecciones. (Cuando escribo esta línea, se han entregado desde Bruselas 51,5 millones de vacunas, pero solo inyectado 29,2 millones). Han fallecido de coronavirus más de 500 cántabros, que es como dos explosiones del 'Cabo Machichaco' de 1893; y más aún habrán fallecido por el descoyuntamiento hospitalario y de la vida cotidiana. Y con el virus circulando, la afección al servicio sanitario y a la actividad económica sigue siendo importante. Ya no se habla de cifras alegres sobre la evolución del PIB y el empleo de la región en 2021. En este sentido, puede que la «primavera económica» sea la de 2022, y este otoño solo un final del invierno.
En segundo lugar, no se aprecia que la industria en general, que ha resistido, las tenga todas consigo. Los asuntos energéticos no se han resuelto aún. El desarrollo de renovables sigue en mantillas. Grandes compañías se hallan o cerradas, o en desagregación de negocio, o planteando reducciones de plantilla. Hay que reconocer que la expectativa de fondos europeos extraordinarios ha movilizado planes e intenciones que, de otra forma, hubieran permanecido dormidos. Es una buena noticia para la región si Valdecilla confirma y pone en marcha la terapia de protones. Y también si el dinero extra sufraga el nuevo Museo de Prehistoria. Pero parece difícil que puedan llegar a Cantabria cifras importantes de Bruselas si no se obtienen para proyectos privados de transformación del modelo económico. Solo con tracción pública no se va a conseguir. Tiene que haber una primavera en la actitud hacia la inversión empresarial.
En tercer lugar, lo del emérito ha dado discurso al republicanismo en España. Esta misma semana, ha habido intencionada demagogia con la vacunación de infantas (que quizá se ha sobredimensionado, pues, si se vacunan en el extranjero con la inyección china, que en la Unión Europea no está aprobada, ¿a nosotros qué más nos da, cuando nos debería importar más por qué la Comisión Europea aún no ha logrado un mayor ritmo de suministro o por qué la Agencia Europea del Medicamento es tan lenta?). La segunda regularización fiscal ha suscitado sospechas de trato de favor y la incógnita sobre cuántas podrán venir en un futuro. Él solito tiró por tierra en un segundo el intento de rehabilitar su imagen en el aniversario del 23-F. Los sucesivos cortafuegos dejan al Rey actual nulo margen de error. Va a tener que ser perfecto durante diez o veinte años. ¿Es eso posible? La necesidad de perfección es prueba de fragilidad.
Y en cuarto lugar, se sigue dependiendo de la jaula de grillos, perdón, de la 'gàbia de grills'. Barcelona está dando una imagen espantosa. Es el 'horocrux' donde el Voldemort hispánico ha ocultado todos los defectos eternos de la nación; el anarquismo sin sentido promovido por italianos; la intolerancia banderil y el reparto de credenciales patrióticas y casticistas; el saqueo de instituciones públicas y privadas; y el culpar del desaguisado a los de fuera, que «no nos quieren» y «nos miran mal». Podría haber elecciones anticipadas en Cataluña ante el enésimo impasse, o en España si la algarabía catalana se convierte en bloqueo de la legislatura. Ya ha advertido contra esto el Vizcaíno cervantino de nuestros días, es decir, el presidente del Euskadi Buru Batzar, ya que ellos abrieron con su llave de madera del árbol de Guernica, en primavera de 2018, la puerta chirriante de la nueva historia de España: plurinacional (no «nacioplural»), sin corrupción (ráfaga de risas), etcétera, «eta abar». Su inquietud es quíntuple que la nuestra, pues ellos han conseguido cinco veces más y al aizkolari se le puede quedar trabada el hacha en plena faena. «¡El agua cuán presto verás que al gato llevas!», rememoraría entonces.
Con todo, viene la primavera. Quizá en otoño, como en Uruguay.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.