De virus y veras

En estas mismas páginas, hace bastantes años, planteé la necesidad de potenciar la medicina preventiva para el futuro de la salud pública del país. Los cuerpos facultativos de Sanidad Nacional en sus diversas especialidades hasta el nivel municipal, representaban la autoridad sanitaria, con independencia de los cambios políticos. Eran técnicos del Estado que dirigían las campañas y luchas sanitarias frente a las enfermedades endémicas, los brotes epidémicos y los problemas sanitarios específicos de cada región; así pudo vencerse, por ejemplo, el paludismo, el tracoma, el kala-azar, el bocio endémico. Lo que pudo haberse perfeccionado fue desmantelado. ¿Cómo es posible entender que hoy en nuestro país haya diecisiete «calendarios de vacunación», o diferentes planes de cribado para prevención de enfermedades raras en el recién nacido? Ante una situación como la presente, haber descentralizado del Ministerio de Sanidad las competencias en salud pública ha sido un manifiesto error del Estado autonómico. No dudamos que nuestro eficaz sistema sanitario controlará la epidemia: hemos alcanzado una progresiva y excelente asistencia sanitaria médico-quirúrgica de la población, pero estas crisis también aleccionan. La experiencia es madre de la ciencia.