¿Por qué votaría hoy a Ciudadanos?

Tampoco votaría al PSOE porque creo que los equilibrios políticos y la ambición personal de Sánchez nos llevan al empobrecimiento económico y político. Tampoco votaría al PP porque veo a Feijóo demasiado ambiguo como para creerme su supuesta moderación. En cualquier caso, no votaría ni al PSOE ni al PP porque son más de lo mismo y desde hace muchos años arrastran inercias, deudas, vicios, intereses y amiguismos del pasado a los que no pueden ni quieren renunciar. Finalmente, no votaría a ningún nacionalismo. Mi regionalismo cántabro y mi nacionalismo español tienen que ver con mi sentimiento de pertenencia y con mis afectos. En política creo que es mejor utilizar la razón, también la emocional, y mirar hacia delante para intentar construir un futuro común mejor para todos.

¿Por qué sí votaría, entonces, a Ciudadanos? Porque Ciudadanos, además de rechazar enérgicamente la extrema derecha y la izquierda, rechaza también un tercer extremo, el de los nacionalismos separatistas. Por otro lado, si Ciudadanos tuviese votos suficientes, podría ser fácilmente socio de gobierno tanto del PSOE como del PP. En el primer caso, al PSOE ya no le haría falta la extrema izquierda ni los partidos separatistas; en el segundo caso, con Ciudadanos el PP no necesitaría pactar con VOX. Y el diálogo entre tres es más fructífero que el de dos.

Para ello tendrían que pasar varias cosas: que Ciudadanos vuelva a adquirir un volumen de votos relevantes; que la extrema izquierda siga disgregándose; que ni los nacionalismos separatistas ni VOX crezcan más. Todo esto dependerá de la aritmética electoral y del trasvase de votos entre los diferentes partidos, pero también de los nuevos votantes que entran y salen en cada convocatoria electoral. Y seguramente debería aumentar un poco la participación. Recordemos que la abstención en las Generales ronda el 30% y en las elecciones andaluzas casi el 50%. ¿Qué pasaría con la aritmética si, por ejemplo, la participación creciera entre un 5%-10%?

Finalmente votaría a Ciudadanos porque Rivera ya no está, ni algunos otros con los que trabajé precisamente en la Elecciones Generales de Andalucía de 2018. Ya entonces comenté en 'petit comite' a algunos del equipo de campaña las virtudes que Inés Arrimadas tenía para ser la líder de Ciudadanos. Me pareció y me sigue pareciendo una mujer inteligente y 'empoderada' por sí misma, no por obedecer al dogmatismo feminista.

Votaría a Ciudadanos porque sus integrantes vienen del mundo laboral y no proceden de nidos endogámicos como Nuevas Generaciones o Juventudes Socialistas donde adquieren los peores resabios y los mejores contactos para vivir el resto de su vida en y de la política.

Y votaría a Ciudadanos porque me parecen más educados y menos agresivos. Porque insultan menos. Porque son menos egocéntricos y presumidos (ya no está Rivera), son más gestores y menos 'políticos'. Les votaría porque tienen menos 'padrinos', ni medios de comunicación que les respalden. Porque tienen menos pasado y están más 'limpios', porque empezaron de cero y la montaron, y a muchos nos devolvieron la ilusión de votar. Porque están abatidos y resisten. Porque creen más que el PSOE en la libertad, en los autónomos, en las pymes y menos en el Estado y en el funcionariado. Y porque son mucho menos conservadores y antiguos que el PP; son más progresistas y más laicos.

Les votaría también porque creo que muchos catalanes les darían una segunda oportunidad. Porque son liberales y más demócratas. Y porque me gusta su nombre, 'Ciudadanos', que ojalá no cambien en su inminente refundación.