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La guerra desatada por Putin con su invasión de Ucrania tiene paralelismos con lo acontecido en la Segunda Guerra Mundial. El más sangriento conflicto bélico de la historia se inició por una invasión: la del ejército alemán a Polonia que, tras agresiones anteriores, condujo a ... los aliados franceses y británicos a enfrentarse al ejercito de Hitler. Aquel escenario tuvo una semejanza con el presente, en que el comunismo internacional apoyó, de manera activa, a los invasores y desarmó, en buena parte, a los gobiernos democráticos.
Días antes del uno de septiembre de 1939, fecha en la que se inició la invasión de Polonia, el tablero político europeo dio un giro inesperado: los gobiernos de la Alemania nazi y de la Rusia comunista firmaron un acuerdo de ayuda mutua y de no agresión. En la parte oculta de ese pacto estaba el reparto de Polonia para ambas potencias. Y esa alianza transformó a los partidos comunistas en Europa en una quinta columna para desactivar el empuje de los ejércitos de Francia y Gran Bretaña.
La 'quinta columna' –concepto acuñado por el general Mola en la guerra civil española– es la fuerza que desde el propio país se ejerce a favor del enemigo, con el objetivo de desactivar la resistencia y ejerciendo presión para que la población se niegue a colaborar en los planes bélicos. La labor de algunos partidos políticos en la historia de Europa ha sido la de quintacolumnistas. En la Segunda Guerra Mundial el partido comunista galo estuvo, desde septiembre de 1939 hasta junio de 1941, postulando la doctrina de no hacer frente al enemigo, incluso cuando el ejército alemán invadió Francia. Una parte del éxito de la veloz conquista del territorio francés por la Wehrmacht se debió a la desmoralización de los soldados galos, influidos por los activistas que llamaban a la deserción, porque luchar por Francia era hacerlo contra el pueblo. Únicamente, tras la operación Barbarroja de junio de 1941 en la que los nazis invadieron la URSS, los comunistas franceses se aprestaron a luchar contra el nazismo.
La invasión de Ucrania por la Rusia de Putin presenta un esquema similar. Ante la condena rotunda, sin ambages ni paliativos, de una gran mayoría de la comunidad internacional, los partidos que siguen en la estela del comunismo han utilizado la misma técnica para frenar la ayuda europea a los ucranianos. El rechazo al envío de armas, el llamamiento al dialogo cuando los tanques rusos entran en las ciudades ucranianas, revelan esa alergia a admitir la realidad y a mantener la ficción de las palabras frente los fusiles.
El trabajo de esa 'quinta columna' comenzó hace décadas con los movimientos contrarios a la energía nuclear. El desarrollo de esa tecnología supone ganar cotas de independencia respecto al suministro de combustibles como el petróleo, el gas o el carbón lo que en el mapa geoestratégico concluía en rebajar el poder de Rusia sobre los países occidentales. En una clara contradicción, la antigua URSS y sus países satélites construyeron centrales nucleares, con mínimas medidas de seguridad. El accidente de Chernobyl ha sido la prueba de la diferencia entre las centrales francesas, alemanas, españolas… y las desarrolladas en Rusia.
Ahora, con la dependencia, casi esclava, de Europa respecto de Rusia y los países productores de petróleo, comprobamos la eficacia del trabajo de esa 'quinta columna' que ha logrado despojar a los países de la UE de sus elementos más valiosos, como el ser capaces de autoabastecerse de energía.
Otras formas de quinta columnismo son menos visibles y, en ocasiones, se producen sin intencionalidad. Lo ejemplos los tenemos muy cerca, aquí en Cantabria. El desarrollo de energías no contaminantes suscita el consenso e incluso en algunos grupos sociales es una verdadera profesión de fe. Se rechazan las centrales térmicas de carbón, las nucleares y se apuesta por las fuentes energéticas verdes, pero luego la oposición a los proyectos concretos frena cualquier iniciativa. En nuestra región no se ha logrado desarrollar más que un pequeño parque eólico, porque las protestas frenan los planes concretos.
De la energía hidráulica ni se habla. El ya descartado proyecto de construir una presa de cabecera en el río Pas es un viejo recuerdo y nadie ha sugerido hacer un embalse en alguno de los otros ríos que tienen todo su cauce en nuestra tierra. La hidráulica es energía verde… pero hay que construir una presa y eso no. La tarea de la quinta columna ha sido eficaz y deja a Europa a merced de Rusia, Arabia Saudí, Venezuela y Argelia.
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