Entre los socialistas cántabros, los hay que aplauden sin reservas la estrategia diseñada por Pedro Sánchez de promover el liderazgo de Yolanda Díaz entre la izquierda radical, que tan alicaída dejó Pablo Iglesias, con el propósito de consolidar la mayoría progresista que hoy está ... en el Gobierno de la nación en las próximas elecciones generales. Otros, sin embargo, temen pasarse de frenada y preferirían pararle los pies a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo que ya está mejor valorada en los sondeos que el propio Sánchez antes de que crezca más de lo debido en las urnas. Los hay, en fin, que apuestan por dejar los experimentos de riesgo y fichar directamente a Díaz para que despliegue sus encantos a favor del partido del puño y la rosa.
Así pues, a ninguno de sus aliados socialistas deja indiferente esta vicepresidenta gallega tan versátil, que lo mismo prologa la última edición del Manifiesto Comunista que levita en su entrevista con quien llama con arrobo místico el 'Santo Padre' Francisco como una neoconversa a la teología de la liberación de los sesenta. Tan flexible que un día presume de haber sacado adelante la reforma laboral descafeinada que en realidad era la que postulaba su querida enemiga. Nadia Calviño, y al día siguiente se lamenta con los suyos de Unidas Podemos de no haber podido ir más lejos en la negociación. Tan modesta que ella ni siquiera aspiraba a ser ministra ni vicepresidenta y que es sólo por responsabilidad que se somete al sacrificio de convertirse en la nueva gurú de la izquierda. De toda la izquierda, precisa Yolanda Díaz en aviso a navegantes.
Bueno, de momento habrá que ver si la vicepresidenta Díaz es la potente abanderada de Unidas Podemos, que para eso fue ungida por Pablo Iglesias cuando optó por el retiro. Sin ir más lejos, el impulso se hace muy necesario en Cantabria, una de las regiones en que, con Castilla-La Mancha y Galicia, la coalición de izquierda radical han perdido su representación en los parlamentos autonómicos. Y a ver qué pasa ahora en Castilla y León, donde la campaña electoral ya se ha centrado en el torpe pronunciamiento del ministro Garzón sobre la calidad de la ganadería de carne española.
En sólo cuatro años, Podemos Cantabria dilapidó un importante capital político, los tres diputados regionales elegidos en 2015 que decidieron la investidura de Miguel Ángel Revilla, y de paso, la hibernación política de Francisco Javier López Marcano hasta que superó su largo calvario judicial.
Sin representación desde 2019 en el Parlamento regional ni en las Cortes, con una presencia municipal muy escasa, y una pobre participación en el debate político regional, en Unidas Podemos Cantabria creen que el impulso de Yolanda Díaz les ayudará a salir del bache. Luis del Piñal, coordinador de Podemos Cantabria, bendice la fórmula de la vicepresidenta de promover un frente amplio de izquierda, un término tan extendido en la cultura política latinoamericana, desde México y Costa Rica hasta Chile y Uruguay. El potente liderazgo que persigue Díaz supone de algún modo la vuelta a los orígenes del movimiento allá por 2014, cuando su naturaleza política, libertaria y transversal todavía no se había visto contaminada por los corsés orgánicos de los partidos.
En Unidas Podemos Cantabria se atreven a decir que la recuperación ya ha empezado. Los sondeos les otorgan un 6,4% del voto autonómico, con lo cual superarían con cierta holgura el umbral del 5% que marca la presencia en la Cámara regional.
También se proponen abordar otra gran asignatura pendiente, el déficit municipal. El objetivo es presentar listas en los 35-45 municipios más poblados, de modo que el voto a la coalición de izquierda radical estaría a disposición de más del 90% de la población de Cantabria.
En 2015, una cautela excesiva llevó a Podemos a no presentar candidaturas en el ámbito municipal, justamente cuando el movimiento experimentaba su momento mejor, y aquel error se ha demostrado difícil de reparar.
Ni en Podemos ni en Izquierda Unida de Cantabria hay dudas de que deben concurrir en coalición en las próximas citas electorales -después de las vicisitudes que hicieron ir por separado y fracasar en las autonómicas de 2019- ni tampoco de que Yolanda Díaz es al día de hoy su estandarte electoral más valioso. La vicepresidenta se propone controlar y ampliar su espacio político, con libertad de acción frente al aparato de Podemos que controlan Irene Montero e Ione Belarra, y frente a Izquierda Unida, donde militó hasta 2019. Si acaso, su núcleo político-sentimental está más bien en el Partido Comunista y en el sindicato Comisiones Obreras. El nuevo liderazgo de Yolanda Díaz aún está por fraguar, pero al día de hoy es la mejor opción que tiene el sector ubicado a la izquierda del PSOE.
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