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Hace unos días, al tener que indicar a un amigo una dirección, le dije que al lado de donde estaba Capillas. Se me quedó mirando pensativo y me preguntó que dónde estaba eso. Fue una respuesta automática. Creo que nos sucede a muchos torrelaveguenses, recordamos ... mejor los nombres de determinados comercios que los de las calles en los que se encuentran situados: calle del teatro, calle del Garcilaso, al lado del Avenida, donde estaba Antonino, ¿en los soportales del Saja?, no, en los del Sago. Y quedan grabados en nuestra memoria pese a que ya hace muchos años que han desaparecido. Me quedé luego pensando en los comercios de calzado que tuvo la ciudad. Me vinieron a la memoria, además de la citada, Paco Cayón, Campuzano (y el inolvidable eslogan publicitario oído tantas veces en Radio Juventud: En invierno y en verano, calzados Campuzano), Zafer, Pajares, Carabaza, Covadonga, Sordo, El Aldeano, Príncipe… Zapaterías en las que la calidad del calzado que te comprabas estaba garantizada y, algo que gustaba especialmente a los clientes, a los que fidelizaba: los empleados eran los mismos siempre, había un sentido de pertenencia afectiva e identificación con el negocio entre dueños y dependientes. En más de una ocasión en casa me tuvieron que precisar quién era el dueño y quien el empleado, indistinguibles para mí por su actitud profesiosnal.

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