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Ana María Iriarte, una de las voces más importantes de la lírica española, recordaba con nostalgia cómo el director castreño Ataúlfo Argenta se plantó ante ... la censura franquista, negándose a cambiar la letra del aria más conocido e insinuante de la zarzuela 'La corte del faraón', que las mentes enfermas de aquellos celosos y temidos vigilantes del orden, la moral y las buenas costumbres consideraban de contenido explícitamente sexual. Pidieron que la frase «vámonos pronto a Judea» fuera sustituida por «vámonos pronto a donde sea», porque la 'j' de Judea podía dar lugar a equívocos, sobre todo si la soprano, cual era el caso, remarcaba esa letra. A la hora de la grabación, Argenta, que los tenía bien puestos, dejó de mirar a la orquesta, se volvió hacia Ana María y le dijo: «Te estoy vigilando. ¡Más jota, más jota!». Y la 'j' de Judea sonó con claridad meridiana.
La zarzuela grande vuelve hoy a Santander, porque eso es 'Luisa Fernanda', el título que se pone en escena en el Palacio de Festivales, y que figura, por derecho, en los primeros lugares de cualquier lista relativa a un género siempre bien acogido en Cantabria y que a Cantabria tanto debe. El ingente legado discográfico de Ataúlfo Argenta permitió recuperar partituras en el olvido, y sus microsurcos son aún referencia obligada, bien porque no se han mejorado o bien porque es lo único existente. El mismo nacimiento en el Siglo de Oro de este teatro cantado se cimenta en apellidos de honda raíz montañesa: Juan Hidalgo de Polanco, primer creador de zarzuelas y óperas en castellano; Calderón de la Barca, dándole nombre a la novedad e incorporándola en plenitud en algunas de sus representaciones, o Lope de Vega, quien la adoptó también.
'Luisa Fernanda' cuenta con la presencia local de la mezzo Marina Pardo, el tenor Jesús Cantolla y el Coro Lírico. El éxito de público en el retorno debiera servir para continuar programando zarzuela, un género no chico, potenciado por Plácido Domingo, con los nombres principales de Carlos Álvarez -a quien le oí decir que «si el tenor es el rey de la ópera, el barítono es el emperador de la zarzuela»- y Montserrat Caballé, entre otros, o los santanderinos Isabel Penagos, soprano, y Manuel Lanza, barítono, con la incorporación reciente de la letona Elina Garança, una mezzo primerísima ganada para la causa. Argenta resumió su pensamiento con una afirmación sorprendente para quien, en la lírica, no ve más allá de la ópera: «Al diálogo de don Hilarión y don Sebastián en 'La verbena de la Paloma' se le ha de cuidar como a un divertimento de Mozart».
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