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Espero que aquellos de ustedes a quienes sorprendiera que el aquí firmante fuese uno de los pocos que no lloró la despedida de la funesta Angela Merkel me entiendan mejor ahora, cuando los butaneros rusos de Alemania matan a niños y ancianos en Ucrania. De ... no haber sido por la generosa acogida de un millón de sirios a última hora, esta canciller pasaría a la historia como una de las peores en tiempo de paz. Con la agravante de que, indirectamente, ha sido también la gobernante de Europa, en mala hora.
Alemania ha recién despertado bruscamente, con un discurso dominguero del socialista Scholz, a lo que llaman 'Zeitenwende', es decir, «viraje de los tiempos», cambio de época. Los alemanes temen la rediviva brutalidad rusa: van a gastar más en sus ejércitos, dejar de comprar en Rusia todo lo que puedan y abrazarán el carbón y lo nuclear mientras completan una transición a renovables cuando se pueda. A corto plazo, todo el buenismo diplomático, ecológico y energético de Berlín se ha ido al garete. Se trata de sobrevivir y construir seguridad. Y esto lo decide un gobierno donde junto a los socialdemócratas detentan el poder Verdes y Liberales.
También para España se acaba el sueño de Bambi. El Muro ha resucitado porque Rusia no quiere o no sabe ser una democracia. Por el camino que lleva, tampoco aprenderá. Toca, pues, modificar la actitud que pone en riesgo nuestras vidas y haciendas. Hace falta una 'Wende' en Cantabria igualmente. No se pueden seguir frenando los desarrollos innovadores y las renovables, ni manteniendo inercias insostenibles en destacados servicios públicos con grandes áreas de ineficiencia. De nada sirve bajar un grado la calefacción si la educación sigue sin funcionar, las inversiones se eternizan o la única política realmente existente es el «yo te subvenciono y tú me votas». El cambio de época significa que los hábitos 'pachórricos' de las Administraciones ya no son admisibles, y que el exceso de puntillismo procedimental amenaza directamente la viabilidad de la sociedad. Es un momento muy delicado y no se trata de poner cataplasmas, sino de ponerse las pilas.
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