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Alo largo de la historia, aproximadamente el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes han tenido origen animal: además del sida, que ha causado más de 25 millones de muertes, en los últimos años hemos sufrido pandemias de enfermedades como el SARS, ébola y zika ... que, aunque no llegaron a ser globales, nos pusieron en estado de alerta. A estas se ha sumado ahora el covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
Si revisamos las zoonosis que han afectado al nuestro planeta en el último siglo, hay que destacar las pandemias de gripe, como la gripe española de 1918, que afectó a un tercio de la población mundial y produjo unos 50 millones de fallecidos. Esta epidemia fue consecuencia de la adquisición y recombinación de material genético entre un virus de la gripe aviar y otro virus de la misma familia que estaba circulando en humanos en ese momento. Otra gripe pandémica procedente del cerdo causó entre 150.000 y 575.000 muertes en 2009; y una difusión menor, aunque generó una alarma considerable, tuvo la gripe aviar en 2004-2006.
Actualmente, las zoonosis más preocupantes son las producidas por coronavirus, que sólo circulan entre mamíferos y aves. Ocasionalmente esos virus saltan la barrera entre especies afectando a humanos y llegando a causar graves enfermedades. A finales de 2002 surgió el SARS-CoV-1 en Guangdong, originario de murciélagos y que se expandió a humanos a través de la civeta. En 2012 surgió el MERS-CoV en Jordán, Arabia Saudí. Se trata de un patógeno que aún permanece en circulación en dromedarios, desde el que se transmite a humanos y del que se reportan casos esporádicos en Oriente Medio; se sigue teniendo muy en cuenta por su elevada mortalidad y su potencial riesgo de expandirse globalmente. Por último, el SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad covid-19, genéticamente muy parecido al SARS-CoV-1 de 2002, y muy similar a un coronavirus aislado previamente en murciélagos.Los responsables de la aparición de estas zoonosis somos los seres humanos: la destrucción de los hábitats y el cambio climático, unidos a la superpoblación, la globalización y la enorme capacidad de desplazamiento de la sociedad, suponen un caldo de cultivo idóneo para la aparición de zoonosis que en ocasiones derivan en pandemias.
No se ha prestado la suficiente atención ni se han destinado recursos para la prevención de nuevas enfermedades infecciosas que puedan afectar a la población mundial. Es fundamental profundizar en el estudio de los reservorios animales que potencialmente pueden transmitir enfermedades a humanos; tanto como reconducir la ecología e intentar restaurar los hábitats para minimizar el contacto con esas especies.
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