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Oskar Belategui
Jueves, 30 de junio 2016, 16:27
Jeff Goldblum tiene 63 años y fue padre por primera vez el año pasado. Tras sus divorcios con las actrices Patricia Gaul y Geena Davis, parece haber encontrado la felicidad con una contorsionista y trapecista de 33 años. El actor mostró un ... vídeo con su niño, Charlie Ocean, en el show de Conan O'Brien. El pequeño nació el 4 de julio, diríase que en un guiño a una de las películas más populares de su padre, 'Independence Day'. El estreno de su secuela es una buena excusa para reivindicar a un actor que derrocha clase y excentricidad, un bicho raro en Hollywood.
Recordemos uno de sus últimos papeles, el arrogante, engreído y ensimismado escritor de 'Le Week-End', esa deliciosa mirada al ocaso de la vida en pareja firmada por Roger Michell y Hanif Kureishi. Hasta cuando hace de cretino integral, Goldblum resulta adorable: ese baile final en el bar parisino homenajeando 'Bande à part' de Godard demostraba una vez más su inmenso carisma. Fernando Trueba, que le dirigió en 'El sueño del mono loco', sigue manteniendo el contacto con él y solo cuenta maravillas. Le eligió para el papel porque le gustaba «su originalidad, su singularidad casi excéntrica». «'El Jeff' es un actor obsesivo y perfeccionista, que sin embargo siempre conseguía dar la impresión de estar improvisando».
Hijo de un médico y una locutora de radio con ancestros judíos rusos y austríacos, Goldblum nació en Pittsburgh en 1952. A los 17 años, sorprendió a su acomodada familia anunciando que se mudaba a Nueva York a buscarse la vida como actor. Debutó en el cine a los 22 años con un ínfimo papel de violador ('freak' según los títulos de crédito) en 'El justiciero de la ciudad', una de aquellas fábulas fascistas de Charles Bronson. En 'Annie Hall' de Woody Allen tenía una frase en la que afirmaba haber olvidado su mantra.
Con su 1,94 de altura, sus rasgos judíos y sus gafas de miope, Goldblum tuvo que esperar a los 80 para encontrar un hueco en Hollywood. Mientras, halló la estabilidad laboral y se hizo popular gracias a 'Tenspeed and Brown Shoe', una serie de detectives ambientada en Los Ángeles. La prensa norteamericana siempre le ha adjudicado el sambenito de 'sex-symbol' de la mujer pensante. A Goldblum le han tocado en suerte los papeles de profesor, de hombre inteligente y abstraído, inmune en principio a los encantos de sus compañeras de reparto.
Su estatus en Hollywood resulta parejo a su imagen un punto neurótica: si se hiciese una encuesta para averiguar el nombre del actor que ha intervenido en las películas más taquilleras, las respuestas se centrarían inevitablemente en megaestrellas del calibre de Tom Cruise. Craso error. Goldblum es el único intérprete que figura en tres de las diez cintas con mayores recaudaciones de todos los tiempos: 'Independence Day', 'Parque Jurásico' y su secuela, 'El mundo perdido'. Insólito bagaje para un actor que nunca ha medido su carrera en términos de rentabilidad, sino de calidad y que ha alternado toda clase de personajes.
A Goldblum empezamos a apreciarle en 'La invasión de los ultracuerpos', 'Reencuentro', 'Silverado' y 'Elegidos para la gloria'. Casi siempre expresando inteligencia y cierto cinismo. La reivindicable 'Cuando cae la noche' de John Landis y su estremecedor 'tour de force' en 'La mosca', donde se metamorfoseaba en insecto, le consagraron como bizarro antihéroe. Posteriores reveses comerciales le instaron a rodar en Europa una serie de trabajos alimenticios, entre los que se incluiría 'El sueño del mono loco' de Trueba, en 1989. Al año siguiente se divorció de su segunda mujer, Geena Davis.
Para desolación de todas sus admiradoras, Goldblum sorprendió a medio mundo en 2001 emparejándose con Elizabeth Taylor, veinte años mayor que él y su mitad en altura. La diva demostraba buen gusto al reemplazar en su corazón al albañil macarra de Larry Fortensky por un actor con veleidades intelectuales: consumado pianista de jazz, llegó a estar nominado al Oscar por un cortometraje que dirigió. La voz de los anuncios del Mac de Apple es suya.
Habitual de los escenarios de Broadway, Jeff Goldblum se ha dejado ver en los últimos años en series de televisión 'Glee', 'Portlandia', 'Ley y orden'- y se ha convertido en uno de los actores fetiche de Wes Anderson ('Life Aquatic', 'El gran hotel Budapest'). La crítica ha sancionado que el actor es lo único salvable de 'Independence Day: Contraataque', secuela en la que retoma el papel de científico-salvador del mundo David Levinson. Un remedo del sarcástico matemático Ian Malcolm, que explicaba la teoría del caos en 'Parque Jurásico'.
«Los alienígenas de 'Independence Day' tienen una avanzada tecnología militar, pero en algunos aspectos refejan algunas de nuestras pequeñas estupideces», cuenta el actor en las notas de producción. «Sienten menosprecio por la belleza viva inherente de un país, y la necesidad de explotar los recursos a costa del propio planeta. Esa podría ser su perdición, del mismo modo que podría ser la nuestra en nuestro mundo real fuera de la película».
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