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Nuria Nuño
Jueves, 4 de mayo 2017, 19:05
La historia de Sophia Amoruso era demasiado apetecible como para dejar pasar la oportunidad de hincarle el diente y plasmarla en un guion. En esta ocasión, ha sido Netflix quien ha apostado por retratar la meteórica carrera hacia el éxito de esta joven estadounidense; que ... de ser una orgullosa 'nini', rebelde, alérgica a los estudios y a los esporádicos empleos que conseguía, se transformó en la 'jefa' de la moda.
La nueva serie de la plataforma de vídeo bajo demanda por 'streaming', estrenada en abril, está inspirada vagamente en las memorias de la fundadora de Nasty Gal, una de las tiendas de ropa 'online' más importantes de la última década. A lo largo de trece capítulos, 'Girlboss' aborda los primeros años de esa aventura. Una apuesta personal en la que Amoruso sentó las bases para levantar el que acabaría siendo su multimillonario imperio. Y todo gracias a su intuición, su determinación; y a que supo exprimir al máximo una de sus grandes habilidades: rescatar de tiendas y mercadillos ropa de segunda mano, customizarla al gusto de las nuevas generaciones y revenderla a precios exorbitados por internet.
Britt Robertson, a la que los espectadores quizá reconocen por sus papeles en 'El viaje más largo' y 'Tomorrowland', ha sido la elegida para calzarse los zapatos de Sophia, la veinteañera metida a empresaria que convirtió la ropa 'vintage' en el codiciado objeto de deseo de las 'fashionistas'. La actriz norteamericana destaca en esta historia excéntrica e irreverente, que arranca en un punto de inflexión en la vida de la protagonista. Ésta acaba de perder su enésimo empleo, recibe una orden de desahucio y, poco después, le diagnostican un problema de salud que le obligará a buscar y conservar uno de esos trabajos que tanto odia para, al menos, lograr el seguro médico que le cubra los gastos de una operación.
Cuando menos se lo espera, se le enciende la bombilla y encuentra la solución a todos sus males en una tienda de segunda mano. Allí compra por menos de diez dólares una 'biker' de los setenta en perfecto estado, toda una ganga de la que se regodea ante el desconcertado vendedor. Esa cazadora acaba siendo una pieza icónica a lo largo de la serie e ilustra a la perfección los orígenes de Nasty Gal. De hecho, según escribió en su día The New York Times, Amoruso consiguió una chaqueta Chanel por apenas ocho dólares en una tienda del Ejército de Salvación. Una vez en sus manos, la revendió por mil. Ahí es nada.
Esa anécdota da también buena muestra del carácter de Amoruso; una chica lista, intuitiva, que se movía como pez en el agua en el terreno y contaba a su favor con un gran olfato para los negocios. Ella tenía claro su objetivo: ser la jefa y la dueña de su vida. Y lo consiguió al lograr que su nombre vaya unido a eso que tanto gusta a los románticos del sueño americano: ser una exitosa mujer hecha a sí misma.
En esa fulgurante trayectoria vital, que le llevó de rebuscar comida entre los contenedores y robar esporádicamente en comercios a un éxito sin precedentes, Amoruso supo servirse de las redes sociales. En aquellos años, era Myspace, hoy en el olvido, la plataforma más potente. Allí, además de ir ganando una legión de amigos virtuales, descubrió el mundo de la venta de ropa y artículos de segunda mano por internet. Muy pronto empezó a ganar dinero en eBay, gracias a la estrategia que había puesto en práctica con aquella cazadora. Y ya en 2006 creó su propio dominio. Ella y su única empleada, su amiga Christina Ferrucci, fueron sumando nuevas marcas a su web e incluso crearon su propia firma textil.
Charlize Theron, productora
Amoruso plasmó esas experiencias en '#Girlboss' (con 'hashtag' incluido) su autobiografía, un libro que las 'influencers' abrazaron como si fuera la biblia. Muchos cayeron rendidos a sus pies. Y también llamó la atención de la actriz Charlize Theron que compró los derechos y ejerce como una de las productoras ejecutivas de la serie. A lo largo de sus páginas, la joven empresaria aconseja a las emprendedoras qué deben hacer para romper el famoso techo de cristal y triunfar en el masculinizado mundo de los negocios. Algunas pinceladas de ese viaje vital y de sus buenas ideas se muestran en la ficción de Netfix como, por ejemplo, su decisión de huir de la estética cutre que dominaba la venta 'online' de artículos de segunda mano. Al objeto de darle un toque más atractivo a sus prendas, puso en práctica sus nociones de fotografía y contrató a modelos para que luciesen las prendas.
La serie, cuyos episodios rondan la media hora de duración, explora también la archiconocida rivalidad en el mundo de la moda, lo difíciles que resultan siempre los comienzos y las leyes de la sociedad de consumo. Y eso, por no hablar de la relevancia que han tomado en nuestras vidas y proyectos las redes sociales, en las que la buena o mala reputación alcanza niveles desconocidos y donde "una mala crítica es la muerte", sintetiza el trasunto de Amoruso.
La ficción tampoco se olvida del miedo al fracaso, de que lo que hoy en día está de moda acaba tarde o temprano en el rincón del olvido y de los altibajos emocionales y también empresariales. Porque, aunque esta primera temporada concluye cuando la joven emprendedora se arriesga a dar el gran salto, quienes conocen su trayectoria, cuajada también de sombras, se han quedado con ganas de ver cómo Amoruso, una de las personas más ricas de EE UU, que con 28 años ya había amasado una fortuna estimada en unos 300 millones de dólares, afronta el gran batacazo. Éste llegó hace apenas unos meses, en noviembre de 2016, en pleno rodaje de la serie, cuando Nasty Gal, la compañía que había llegado a facturar cien millones de dólares anuales, se declaró en concurso de acreedores. Pero esa ya es otra historia.
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