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Oskar Belategui
Jueves, 25 de mayo 2017, 19:48
En 2003 la Disney acabó con la maldición del cine de piratas. Los dos intentos anteriores de reflotar el género habían terminado en naufragio: 'Piratas' arruinó a Polanski en 1986 y, diez años después, Renny Harlin llevó a la bancarrota a la productora Carolco y ... hundió su matrimonio con Geena Davis por culpa de 'La isla de las cabezas cortadas'.
El estudio de Mickey Mouse tuvo las narices de convertir en película la atracción de uno de sus parques temáticos. Los guionistas no se exprimieron las meninges demasiado. Fueron al Disneylandia californiano, se montaron en el barco pirata y sembraron de humor los arquetipos del género: un héroe (Orlando Bloom), la hija del gobernador (Keira Knightley) y un corsario canalla (Johnny Depp).
Hace ya 17 años que Javier Bardem alertó al mundo sobre su inmenso talento dando vida al poeta cubano Reinaldo Arenas. 'Antes que anochezca', de Julian Schnabel, fue el mejor pasaporte para un actor que había tocado techo en España. Desde entonces, Bardem ha arriesgado con personajes que han brillado hasta en las películas que han fracasado. Así, lo mejor de 'El consejero', de Ridley Scott, era su personaje de empresario corrupto con el pelo en punta copiado del productor Brian Grazer. En la poco afortunada 'Come, reza, ama' brillaba junto a Julia Roberts en un papel que, por una vez, no entraba en la categoría de villanos.
El Oscar por su implacable y magnético psicópata de 'No es país para viejos' permanece como la cima interpretativa del actor español, que, además de para los Coen, puede presumir de haber trabajado con Woody Allen ('Vicky Cristina Barcelona'), González Iñárritu ('Biutiful'), Terrence Malick ('To the Wonder') y Sam Mendes ('Skyfall'). Que nadie espere que su ingreso en la escudería Disney -'Piratas del Caribe', como bromea, es la primera película suya que puede ver con sus hijos- significa que se ha vendido al público familiar.
Sus próximos proyectos lo demuestran. En 'Escobar', dirigida por Fernando León, se mete en la piel del narco más famoso de todos los tiempos. A su lado estará su mujer, Penélope Cruz, con la que también protagonizará la próxima cinta del iraní Asghar Farhadi, que se rodará en España. El monstruo de Frankenstein adoptará sus rasgos dentro de una serie de películas encabezadas con el mítico logo de Universal.
La quinta entrega que llega este fin de semana a los cines insiste en teñir de elemento fantásticos la aventura tradicional. La estrella ya no es un desatado Johnny Depp cargado de rímel, que se inspiró en su amigo Keith Richards para encarnar al personaje más rentable de su carrera, Jack Sparrow. El mejor efecto especial de 'La venganza de Salazar' es, precisamente, el personaje que le da título: un escalofriante Javier Bardem merendándose la pantalla en cada una de sus espectrales apariciones.
El actor español asegura haberse inspirado en un toro moribundo, furioso y decidido a matar al torero, para dar vida (muerto) al capitán Armando Salazar. Un marino español al frente de una tripulación de piratas fantasma, empeñada en acabar con cualquier competidor que se cruce en su singladura, incluido Sparrow, que a su lado se asemeja a una delicada muñequita. Salazar no olvida que una vez le tuvo bajo su mando cuando Sparrow era un crío de dieciséis años.
Paul McCartney, pirata
Catorce años y cuatro secuelas después, parece claro que el único objetivo de este 'Piratas del Caribe' es hacer caja. Los directores mercenarios Joachim Ronning y Espen Sanberg se limitan a abrumar con una imaginería digital que convierte el rostro de Bardem en una máscara en descomposición y a sus marineros en una escalofriante patulea de mutilados. Las buenas ideas -los piratas fantasmales corriendo al ataque sobre las aguas, los tiburones espectro- se vienen abajo por una concepción de las escenas de acción basada en la acumulación: pasan tantas cosas y la cámara se mueve tanto en las batallas navales, persecuciones y explosiones que el espectáculo acaba por agotar.
Rodada en Australia, 'Piratas del Caribe: La venganza de Salazar' da la impresión de haberse filmado en su totalidad en un estudio, con los actores sumergidos en una paleta de colores ocres que concede un tenebroso look al filme. No hay ni rastro de la magnificencia del mar, con la épicas tomas habituales en las aventuras marinas. Sorprende teniendo en cuenta que sus directores son los de 'Kon-Tiki', la travesía épica del noruego Thor Heyerdahl, que cruzó el Pacífico a bordo de una balsa.
Regresa Geoffrey Rush, el carismático capitán Barbossa, y bajo las barbas de uno de los marineros, pariente de Sparrow, se encuentra el mismísimo Paul McCartney. Por si había duda de que tendremos al borrachín y frenético Sparrow para rato, una escena después de los créditos revela por dónde pueden ir los tiros en la sexta entrega. Sin noticias de otros piratas -los cibernéticos-, que robaron la cinta del disco duro de Disney, 900 salas españolas dispararán esta inofensiva salva para hacer volar la taquilla.
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