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A Leo, un policía a pocos años de la jubilación, están a punto de abrirle un expediente. El espectador no sabe por qué, pero el agente sí es consciente de que no le quedan muchas más oportunidades. Acaba de comprar el regalo para su hija, en una Madrid prácticamente enterrada en nieve, y conduce a su casa en la sierra para pasar la noche de reyes. Un atasco en la autovía pronto dejará claro que va a ser difícil llegar a la cena con sus seres queridos. Las cosas empezarán a complicarse cuando, en otro punto del embotellamiento, un matrimonio presencie el asalto de un furgón blindado repleto de dinero. Los atracadores huirán con el botín a pie, llevándose al esposo como rehén. Será entonces cuando la Policía contacte con Leo, el único agente en la ubicación, para que vaya a investigar lo ocurrido. Pese a sus reticencias iniciales, Leo acatará la orden y justo al dar con el furgón se topará con una guardia civil novata. Juntos tratarán de dar caza a los sospechosos.
Comienza así 'Mikaela' un entretenido thriller de acción, que llega este viernes a la cartelera, escrito por Arturo Ruiz Serrano y dirigido por Daniel Calparsoro, un habitual del género al que esta propuesta, inspirada en la borrasca Filomena que azotó Madrid a principios de 2021, le atrapó al instante. «Vi la posibilidad de poder combinar una película de acción, de entretenimiento, que yo creo que es muy espectacular, por la nieve y las persecuciones, con una suerte de cuento, algo mágico. Salvando mucho las distancias, hay un punto de '¡Qué bello es vivir!', donde de pronto aparece un ángel que transforma a una persona», explica el director de películas como 'Hasta el cielo' o 'Combustión'.
Esa persona es Antonio Resines, al que se agradece ver alejado de los ticks y las maneras que tan bien le funcionan en la comedia para encarnar a un personaje más grave y hondo. El cántabro da vida este policía de dudosas formas que está de vuelta de todo y se ha ido dejando con el paso de los años. «Leo se encuentra con esta chica joven, a la que da vida Natalia Azahara, que de alguna manera le pone un espejo delante», relata Calparsoro. A partir de ahí, comienzan a salir a la luz los defectos y prejuicios de un policía que hace tiempo perdió la ilusión. «A través de esa incipiente amistad, él va recordando quién era. Tiene un poco de Dickens por aquello de que un personaje malvado se vuelve bueno gracias a otro», resume el cineasta.
En este sentido, dice, «es una película que no se parece demasiado a las mías, aunque tenga mi sello, porque normalmente siempre las hago más oscuras y violentas, y esta es entrañable. Al final, incluso, te arranca una sonrisa». No exagera el barcelonés, pues en el largometraje hay varias pinceladas de comedia. Humor que nace no solo de la pareja de agentes condenada a entenderse, tal y como se ha visto ya en títulos como 'Arma letal' o 'Dos policías rebeldes', sino también de los personajes a los que encarnan Adriana Torrebejano y Roger Casamajor, una de las responsables de monitorizar el buen funcionamiento de la autovía y el jefe del operativo policial instalado en el puesto de vigilancia del vial, que por tener tienen hasta un conato de romance.
«Para mí -se sincera Calparsoro-, era un reto gigantesco porque es un tono que no he manejado nunca». El director asegura haberse apoyado en los actores, pero también en la fotografía y en la música para llevar la película a buen puerto. Escrita por Carlos Jean, dice el cineasta que la banda sonora es el elemento que ha dado cohesión a las partes. «Pasar de un tiroteo a una especie de romance, casi de comedia, y que todo esté bien engarzado me parecía muy difícil, pero creo que lo hemos conseguido», sostiene acerca de esta película que describe como «cine de entretenimiento con un punto moral». En definitiva, «es una película carente de prejuicios. Y eso siempre es complicado porque todos tenemos prejuicios y, a la hora de hacer cine, más todavía».
Rodada fundamentalmente en exteriores de la Comunidad de Madrid y Segovia, lo cierto es que la película tiene algo de cine de acción a la antigua usanza, con efectos especiales reales. A la hora de cubrir de nieve los escenarios, se utilizaron cañones para lanzar celulosa y espuma, con algunos refuerzos digitales. «Era muy difícil. Cada día teníamos que reconstruir el atasco, porque tras la jornada de rodaje, de seis de la tarde a seis de la mañana, los coches volvían a sus casas», relata Calparsoro. Las secuencias del atasco principal se rodaron en una autovía que está cerrada y no tiene utilidad pública, con farolas construidas por el departamento de arte, mientras que las espectaculares secuencias de los túneles se filmaron en los túneles que sí están operativos en Guadarrama. «Lo que pasa es que hay tres túneles y nos dejaban uno u otro, pero siempre les teníamos que dejar dos libres por lo que pudiera pasar, con el compromiso de recoger todo si era necesario. Todo eso da credibilidad a una película que a pesar de desarrollarse fundamentalmente de noche y bajo la nieve, resulta cálida por la relación entrañable entre los dos protagonistas».
Cabe preguntar a Calparsoro, que irrumpió en la industria con la brutal 'Salto al vacío' (1995), si se imaginaba entonces dirigiendo en un futuro a Antonio Resines. «Bueno, sí, siempre me ha gustado. Creo que es un gran actor y era perfecto para esta película porque tiene muchas capas. Es lo que yo llamo un actor cebolla porque tiene muchas caras y puede hacer muchas cosas», dice sobre el protagonista de títulos como 'Acción mutante', 'Celda 211', 'La buena estrella', 'Todo por la pasta' o 'Amanece que no es poco'.
«En este caso -comenta Calparsoro- tenía tres elementos muy potentes. Por un lado está el lado oscuro del personaje, pero por el otro está que él genera mucha empatía y resulta entrañable. Y él aúna esas características de forma natural: es un cascarrabias, un cabrón , pero tiene gracia y cae bien. Y eso no es fácil. Ha hecho un grandísimo trabajo». Siendo Resines un culo inquieto y un torbellino, ¿cómo ha sido tratar con su legendaria prisa para rodar todo cuanto antes? «Bueno, es que nos hemos encontrado dos torbellinos. Ha sido bastante sencillo todo y nos hemos entendido muy bien desde el principio hasta el final. Ha sido una experiencia muy enriquecedora», responde un director que va a dos o tres estrenos al año -ya ha acabado de rodar 'Salvador', una serie para Netflix y prepara 'African Harvest', una película-. «Bueno, tampoco es tanto. O sea, ahora es un momento donde la gente trabaja, hay mucha demanda con las plataformas y muchísima gente trabaja mucho, quiero decir, tanto como yo o más, es así. Son épocas y yo realmente me siento muy feliz rodando, es lo que más me motiva».
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