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En medio de un interrogatorio policial, donde una mujer sospechosa de asesinato, de nacionalidad china, es interrogada por un inspector surcoreano vestido con traje, ambos hacen un parón para comer en la misma sala donde tiene lugar el intercambio de preguntas y respuestas, más cómplice ... que incómodo. Piden sushi del caro, se lo traen de encargo a la comisaría y, después de llenar el vientre mojando el arroz y el pescado en soja con los palillos, limpian meticulosamente la mesa, retiran los restos del goce gastronómico y acuden brevemente al cuarto de baño para limpiarse los dientes. Queda así perfectamente definida la relación entre los personajes principales de 'Decision to Leave', el gran estreno de este fin de semana si hablamos de cine de autor.
Detrás de sus imágenes está Park Chan-wook, cineasta responsable de títulos de culto incuestionables como 'Oldboy' –esa escena del aperitivo a base de pulpo vivo- o 'Sympathy for Lady Vengeance', dos buenas muestras de una manera diferente de entender el arte del encuadre y la puesta en escena. Con 'La doncella' convenció a una audiencia mayor, mostrando escenas empapadas de sensibilidad al servicio de un relato perturbador, erótico y festivo. Su última propuesta se llevó en Cannes el premio a la mejor dirección y no para de acumular nominaciones en galardones de peso. No es para menos, su peculiar narrativa, nada complaciente, creativa y lírica por momentos, envuelve a quien se deja llevar por la magia de un creador visual excepcional que aprovecha cualquier oportunidad en el discurso para la experimentación, sin resultar críptico.
Chan-wook asocia ideas estéticas que deslumbran al espectador mientras desgrana información con varias capas de lectura. En la secuencia de 'Decision to Leave' citada al comienzo de este texto, situada en una sala de interrogatorio, aprovecha el espacio jugando con el espejo, los enfoques y desenfoques. Hace partícipe al público de la fascinación que siente el investigador por la sospechosa de matar a su marido, un tipo mucho mayor que ella que, al parecer, la maltrataba. Su cuerpo inerte aparece con la cabeza reventada tras caer, supuestamente, de una pequeña montaña. La mujer tiene restos de ADN de la víctima en las uñas pero no parece ser capaz de matar a una mosca, hasta que se van revelando secretos ocultos.
Entre la realidad y un onirismo contenido Chan-wook no tiene problemas a la hora de cambiar de técnica en el uso de la cámara, empleando la mirada subjetiva en mano, llamativos angulares, travellings refinados, ángulos imposibles, planos detalle abstractos y encuadres excéntricos que inundan de personalidad la obra. Toda decisión visual está perfectamente integrada, con un montaje sensorial donde se salta sin problemas la lectura lineal, encadenando planos que casan bien, por el eje y la respuesta de los actores, pero están en estados y localizaciones diferentes, rompiendo el espacio y el tiempo en pos de una exposición sobresaliente que, por su originalidad, puede desconcertar a un espectador poco acostumbrado a este tipo de maniobras orquestales, tan atractivas como audaces, a la par que absorbentes.
El virtuosismo de Chan-wook es evidente, muy por encima de la media, extensible a otros cineastas orientales, especialmente con label de Corea del Sur. La sensualidad que impregna en algunos pasajes de 'Decision to Leave' también es marca de la casa, no oculta sus obsesiones, mientras describe la historia, un thriller cuya originalidad viene en el empaque, en la mirada de un director que arriesga y gana. Se nota que rueda con libertad y es capaz de aunar evasión, reflexión y experimentación apelando al gran público. Cine noir laberíntico, sensorial y romántico, altamente recomendable. Un thriller eficaz, firmado por un estilista de alto rango que exprime el lenguaje cinematográfico a su antojo, siempre expresando y comunicando.
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