Crítica | 'Las paredes hablan', la última película de Saura

El proyecto mantiene este espíritu y surge de una hábil propuesta de la productora María del Puy Alvarado, nombre indispensable a la hora de hablar de una nueva oleada de profesionales que se preocupan por mimar su labor ejecutiva, con éxito internacional: ahí están 'El agente topo', 'Madre' o 'Anatomía de un Dandy'. En base a una idea inicial de José Morillas, quien co-escribe el guion junto al veterano responsable de '¡Ay, Carmela!', todo parte de las Pinturas Paleolíticas en las cuevas de Asturias y Cantabria y de Chauvet en Francia.

«Pensamos que ya había bastantes documentales sobre el Arte Paleolítico y que nosotros teníamos la oportunidad de buscar un camino diferente», cuentan desde la producción. «Después de recorrer algunas de las cuevas más significativas, descubrimos que había cierta relación entre ese impulso de pintar en las paredes y los grafitis actuales, y nos pusimos a trabajar en ello«. 'Las paredes hablan' refleja el interés de los muros de las ciudades, edificios, casas y espacios públicos, como geniales lienzos improvisados que casan perfectamente con los primeros pasos del ser humano como artista. La necesidad de expresarse pintando comenzó en las cavernas, hasta nuestros días. Desde la Prehistoria hasta las expresiones más vanguardistas del arte urbano, Saura emplea la cámara, de cine y de fotografía, para subrayar esta sensación. Presentado en San Sebastián, el filme se ve con especial agrado, por la temática y la forma en que está contado, fusionando testimonios de algunos especialistas y creadores con imágenes significativas que dan amplia muestra de lo que podemos entender como el origen del arte y su evolución hasta hoy.

'Las paredes hablan' puede entenderse como un viaje personal, protagonizado por el propio Saura, presente en algunos pasajes donde intercambia apreciaciones con las voces invitadas, una nutrida alineación con perfiles muy diversos. Rodado en localizaciones como las Cuevas de Puente Viesgo y Altamira en Cantabria o el Yacimiento de Atapuerca en Burgos, las calles de Barcelona o los barrios de Lavapiés y Embajadores en Madrid, donde el graffiti cobra especial peso, el colorista documental da espacio a Pedro Saura, pintor de la neocueva de Altamira; Juan Luis Arsuaga, Director científico del Museo de Evolución Humana y Codirector de Atapuerca; Miquel Barceló, símbolo del arte contemporáneo; Anna Dimitrova, Comisaria de Arte; Roberto Ontañón Peredo, Director del Museo de Prehistoria y Arqueología y de las Cuevas Prehistóricas de Cantabria; Zeta, artista de graffiti; Suso33, creador urbano; Cuco, muralista; o Musa71, escritora de graffiti. Chocan pasado y presente en una apuesta que cuenta con la impronta del inefable cineasta, con apuntes líricos de su cosecha, dentro de la sencillez. Una pieza que habla, y mucho, en el buen sentido, como las propias paredes en las que se fija. Incombustible, preocupado, curioso y certero, Saura disfruta mirando al mundo y compartiéndolo.