Daniel Calparsoro: «'Hasta el cielo' es una película espectáculo enraizada en la realidad»
Entrevista ·
Estrena este thriller de robos y atracos, protagonizado por Miguel Herrán, donde vuelve a deslumbrar con su manera de entender las secuencias de acción
Regresa Daniel Calparsoro (Barcelona, 1968) a la gran pantalla y lo hace con 'Hasta el cielo', un trepidante thriller de atracos y robos, protagonizado por Miguel Herrán ('Élite', 'La casa de papel'), en el que el cineasta vuelve a deslumbrar con su manera ... de entender las secuencias de acción y propone un viaje motivado por la ambición que se va volviendo más oscuro a medida a medida que avanza la cinta.
–¿Cómo surgió el proyecto?
–La idea surgió hace bastantes años, viendo un documental de 'Equipo de investigación' sobre aluniceros y bandas organizadas en Madrid y a partir de ahí estuve investigando un poco en el tema a través de internet y descubrí un universo nuevo para mí. Me llamaba la atención que no se hubiera tratado cinematográficamente antes y me interesó muchísimo.
–En 'Hasta el cielo' vuelve al tema de los atracos que ya pudimos ver en 'Cien años de perdón' y a esa mezcla de adrenalina e historia de amor que pudimos ver en 'Asfalto' o 'Combustión'. ¿Qué tienen estos temas que tanto le atrapan?
–El thriller es mi género favorito y en este caso creo que había una gran oportunidad para hacer una película espectáculo, una cinta de entretenimiento, pero enraizada en la realidad y combinar esas dos cosas me parecía muy interesante. 'Hasta el cielo' al final es el viaje de Ángel, de lo más bajo a lo más alto, movido por la ambición, que es el motor del protagonista de la película. De alguna manera, también hay una historia de amor paralela muy potente y lo que quiero contar es que la mayor ambición es el amor. No sé si él se termina dando cuenta de eso o no, pero el espectador creo que sí. Y esa era la idea, contar que en el mundo materialista en el que vivimos, hay cosas mucho más importantes.
–Es una ambición motivada por el origen humilde de un chaval procedente de un barrio marginal. ¿Se puede considerar como una actualización del cine quinqui?
–Puede ser, pero eso no me toca a mí decirlo. Desde luego, a mí el cine quinqui de los ochenta siempre me ha encantado y siempre he estado influenciado por él. No es la primera vez que hago una película de delincuentes de extrarradio, ni mucho menos. Lo hice en 'Salto al vacío', 'Pasajes', 'Asfalto' y lo he vuelto a hacer. Es un territorio que me resulta atractivo y al que siempre vuelvo. En este caso, podríamos decir que es una sofisticación.
–¿Qué echa de menos del Calparsoro que empezaba en 'Salto al vacío'?
–La edad (ríe), pero nada más. He aprendido muchísimo. El cine y la televisión son disciplinas en las que tienes que estar constantemente trabajando, si puedes, aunque sea en un 'spot' de televisión. La técnica y el lenguaje evolucionan mucho y hay que estar conectado a esa evolución de alguna manera. Y si no puedes trabajar tienes que tratar de estar empapándote constantemente de lo que se hace, pero creo que son disciplinas en las que la práctica es muy importante.
–Las secuencias de acción de 'Hasta el cielo' apenas dejan respirar. ¿Cómo las planifica y qué es lo más complejo?
–Normalmente, las dibujo. Hago un 'storyboard', que es una guía que casi nunca se cumple porque casi nunca contamos con el tiempo necesario. Al final hay que adaptar la idea a la realidad y hay que comprimir toda la idea visual de la secuencia. Siempre termina siendo diferente.
–¿Fue difícil equilibrar la parte más romántica con la trama general?
–Lo más complicado para cualquier director es el tono de una película, que es la clave de que funcione o no, y está en el equilibrio entre los actores, el tono interpretativo. Y luego está el tema romántico, el tema de la acción, el sentido del humor, la oscuridad, conseguir que todo eso sea un universo cambiante. En el caso de 'Hasta el cielo', es una película con un componente lúdico y de disfrute importante, sobre todo al principio. Cuando se empiezan a complicar las cosas, se van haciendo más adultos, y al final de la película son las mujeres las que se empoderan y se hacen con la cinta. Equilibrar todo ese viaje para que todo forme parte del mismo universo ha sido lo más complicado.
–Entre 2008 y 2010, desarrolló tres telefilmes o miniseries interesantes para Antena 3 y Telecinco. ¿Han dejado escapar las televisiones generalistas la oportunidad de hacer más contenidos así?
–Lo que pasó es que se cambió una ley que apoyaba la producción de ese tipo de miniseries y que de alguna manera obligaba a las televisiones a invertir un porcentaje pequeño en series nacionales. Sin embargo, eso es hablar ahora de una era prehistórica porque estamos en el momento de las grandes plataformas que han transformado todo. Se hacen series, películas y es positivo porque estamos viendo que hay una gran demanda de contenidos. Estamos ante la segunda edad de oro del audiovisual.
–¿Ve alguna contraindicación en la llegada de las plataformas?
–No sabría responder a esa pregunta porque no alcanzo a ver el lado negativo de las plataformas. Estamos en un mundo cambiante a una velocidad tremenda y ahora mismo poder estrenar simultáneamente a nivel mundial un producto audiovisual nacional solo lo puedes hacer a través de una plataforma. Supongo que los que salen peor parados son los grandes estudios norteamericanos.
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