Eneko Sagardoy: «Soy feliz al poder trabajar en casa»

-La película goza de una atmósfera opresiva, ¿cómo trabajaste esta sensación como actor?

-Al principio, me costó creerme la atmósfera. Los personajes están tan aislados, tan desanimados, que no entendía qué los mantenía en pie. Descubrí que tenía que construir los personajes desde unas raíces podridas y desde un cuerpo más cercano a la muerte que a la vida.

-Es un thriller diferente, ¿qué pensaste al recibir el guion?

-Pensé que había una materia prima estupenda para que el director la hiciese a su estilo. Era lo que yo buscaba en este proyecto, que fuera una película de Imanol Rayo, sin concesiones, extrema en forma. Es un lujo.

-¿Cómo definirías tu personaje?

-Mi personaje central es Néstor, aunque también interpreto a su hermano gemelo, Aitor. Néstor es un ser desgraciado. Apagado y gris, por las heridas del pasado. Por la relación que tiene con su ex y con sus padres, se intuye el desorden y la dejadez vital. Un tío que huye hacia adelante, que sobrevive, que ha sufrido tanto que incluso le cuesta expulsar la rabia que tiene dentro.

-¿Hay algún género al que tengas ganas y te falte por hacer?

-Me encantaría hacer una comedia del estilo de 'Vota Juan' o 'Vergüenza'. 'The office', me moriría. La película que he rodado en verano, 'Contando ovejas', es una comedia negra y la he disfrutado muchísimo. También gozaría mucho haciendo ciencia ficción, pilotar una nave... Pero el drama rural está muy bien: rodar en el monte, callar, comer bien...

-Te has convertido en un rostro indispensable del cine vasco. ¿Cómo lo llevas?

-Estoy trabajando mucho, sí. Pero bueno... indispensable es la cámara. Nosotros somos muy reemplazables.

-Formas parte del reparto de 'Hondar ahoak' y 'Patria', dos series muy diferentes que transcurren en el País Vasco. ¿Está de moda rodar por aquí?

-Es que puedes encontrarlo prácticamente todo. Hay paisajes tan opuestos, una naturaleza tan salvaje... Soy feliz al poder trabajar en casa.

-A día de hoy, nutrir tu carrera interpretativa trabajando en alguna serie, ¿es inevitable?

-Creo que no. Las series de las plataformas te dan mucha visibilidad, por supuesto. Pero no creo que sean indispensables. Tu carrera la nutre un buen curro. Series o pelis, las hay horribles y maravillosas. Es verdad que hoy en día la popularidad te la proporcionan las series, o las plataformas en general. Pero la popularidad puede no estar ligada con el sustento de una carrera. Puede causarte una buena indigestión.

-¿Cómo ves el futuro del medio?

-Lo veo todo cada vez más fugaz. El consumo es compulsivo e instantáneo. Creo que vivimos en una época donde se están haciendo más series que nunca. La oferta es tan abundante que el nivel de ansiedad del espectador está aumentando. La oferta tan diversa, lejos de crear un espectador más crítico, esta creando un espectador más impaciente. No sé cómo afectará todo eso a la creación.

-¿Cómo es rodar en pandemia?

-Pues bastante engorroso, pero totalmente factible. Todos los procesos se ralentizan un poco, es raro... La creación y el rodaje, en concreto, es un proceso de construcción, de explosión. Todos los protocolos sanitarios alimentan una rigidez y una frialdad muy ajena al ambiente de un rodaje. No ver la cara de tu compañero actor, por ejemplo, en un ensayo, es terrible. Pero más terrible es una pandemia, o no poder trabajar directamente. Todo esto son anécdotas.

-¿Hay alguna historia que te gustaría interpretar?

-Hay dos personajes que siempre tengo grabados: uno es el del niño de 'El niño salvaje', de Truffaut, y el otro es el personaje de Denis Lavant en 'Holy Motors', de Carax, que se dedica a interpretar personajes diferentes con vidas diferentes, día tras día. De alguna manera es lo que hago en mi vida habitual.