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James Wan, de prolífica trayectoria detrás de la cámara ejerciendo de director y productor ejecutivo, se convirtió en uno de los cineastas de género más aplaudidos a principios del presente siglo gracias al éxito de la saga 'Saw', cinta de culto que inauguró una viscosa ... franquicia con diferentes continuaciones. Una trama intrincada y un final sorprendente convirtieron un filme modesto en todo un fenómeno que dio pie a una rentable saga. No fue la única serie con la firma de este fabricante de pesadillas, ahora visita la cartelera veraniega la quinta entrega de 'Insidious', horror en estado puro, especialmente pensado para el público juvenil, que forma parte de un peculiar universo terrorífico en el cual también entra 'La monja', spin-off de 'Expediente Warren: El caso Enfield', otro eslabón de la cadena con varias partes, como ya hiciesen con la muñeca 'Annabelle', protagonista de varios episodios macabros. Detrás de esta cosecha siniestra está la productora Blumhouse, generadora de otros hits como 'Paranormal Activity' o 'La purga'.
'Expediente Warren: The conjuring', propuesta que partía de una historia real, protagonizada por una pareja de afamados investigadores de fenómenos paranormales, un matrimonio de demonólogos, contaba con los rostros de Vera Farmiga y Patrick Wilson como protagonistas. Este último, presente también en 'Aquaman', dirigida por el propio Wan -y en todos los títulos citados-, se encarga de la realización de 'Insidious: La puerta roja', firmando una ópera prima que mantiene la llama de la franquicia sin quebraderos de cabeza. El último capítulo insidioso cuenta con otro hatajo de espíritus demoniacos que buscan las cosquillas a los personajes principales, Josh (Wilson) y su hijo Dalton (Ty Simpkins, visto en 'La ballena'), quienes se ven abocados a volver a explorar el Más Allá para acabar de una vez por todas con la amenaza sobrenatural. Nuevos peligros acechan tras la puerta roja. Estamos ante otro relato trillado, correctamente desarrollado, sin sorpresas, salvo los sustos esperados con subidas de volumen. No hay que quitar mérito a este tipo de producciones que consiguen su objetivo, hacer para pasar un rato angustioso a aquellos que acuden a la sala oscura en busca de emociones primarias, con palomitas y bebidas carbonatadas de por medio. Miedo en imágenes especialmente dirigidas a aquellos que acuden a la sala oscura para pasar un rato de angustia, acurrucados en la butaca. Generalmente, manadas de adolescentes en comandilla que comentan las jugadas en voz alta y no se cortan a la hora de consultar su teléfono móvil durante la proyección. De ahí que funcionen decentemente en la taquilla, por encima de la media, salvo algunas excepciones que nos recuerdan lo complicado que esté el tema de la distribución cinematográfica en nuestras fronteras.
'Insidious: La puerta roja' ofrece tensión y mal rollo aplicando la fórmula Blumhouse. «Gracias a la colaboración con James Wan, hemos llegado a lugares alucinantes con las películas de Insidious, pero creo que su éxito se debe a que desde el principio partimos con una familia que se quiere», señala Jason Blum, productor de la franquicia. «Casi todo el mundo que forma una familia lo hace con la mejor de las intenciones, esperando crear un hogar cálido y seguro con la gente a la que quiere, aunque más tarde casi todos descubrimos que las familias son complicadas de una forma u otra. Para muchos eso implica años de terapia. Para otros implica luchar contra un demonio en un paraje de pesadilla». «Me encantó cuando Patrick nos dijo que quería seguir la historia de Insidious como director», comenta Wan. «Conozco a Patrick bastante bien después de tantos años trabajando juntos. Sabe muchísimo de cine y de su profesión. Siempre hablamos de cine entre tomas y nos hemos acostumbrado a hacer referencias a películas durante los rodajes. Me parece natural que se haya aventurado en el mundo de la dirección y estoy encantado de que encima lo esté haciendo con la franquicia de Insidious». El actor principal, ahora también realizador, siempre ha tenido claro que dirigir su primera película sería una experiencia de aprendizaje: «Cada un de los directores con los que he trabajado tienen un estilo distinto», indica. «Es lo que me gusta de esta profesión y de los directores. Hay muchas maneras de hacer una película. Mi objetivo ha sido aprovechar al máximo mis fortalezas, pensar en lo que me interesa, lo que me emociona y apasiona. No sé bien cuál es mi estilo, creo que todavía estoy buscándolo. No soy tan osado como para pensar que ya lo he encontrado. Estoy aprendiendo, siempre estoy aprendiendo».
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