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La «harrypotterización» de la ficción audiovisual dirigida al público juvenil, extensible a una audiencia global, acostumbrada cada vez más a consumir producciones infantilizadas a más no poder en pos de una digestión óptima, ha contaminado notablemente la oferta de las plataformas en streaming. Especialmente, Netflix, ... muy dada a contar con títulos que aprovechan el auge de la literatura young adult, esa etiqueta extraordinaria que va ligada a ventas notables en las librerías y grandes superficies, para tener la promoción hecha. Surgen adaptaciones por doquier de fenómenos en papel que trabajan la fantasía. El tirón popular incontestable de 'Miércoles' va a agravar esta situación -sí, el verbo es correcto-.
En medio de esta vorágine, podemos encontrar alguna propuesta imaginativa, protagonizada por niños o adolescentes en un mundo donde existe la magia, con algún atisbo de riesgo, como es el caso de 'Agencia Lockwood', cuyas virtudes evidentes vienen de un cuidado empaque, un distinguido humor británico y la presencia de seres del más allá con intenciones escabrosas. 'Agárrame esos fantasmas', filme a reivindicar firmado en su día por Peter Jackson antes de 'El Señor de los Anillos', con Michael J. Fox a la cabeza del reparto, se da la mano con el universo de los libros de J. K. Rowling, en la picota últimamente por temas extra-literarios.
'Agencia Lockwood' se basa en la serie de libros de Jonathan Stroud que gustan a los menudos, y no tan menudos. En sus páginas hay fantasmas que matan con solo tocarte y un grupúsculo de jóvenes atrevidos, quizás inconscientes que se encargan de limpiar las casas encantadas a cambio de dinero. El mundo está plagado de seres de otros mundos, letales y siniestros, y alguien tiene que hacer el trabajo sucio. La purga es realizada, principalmente, por teenagers en celo con un don especial que no tienen los adultos. El arma utilizada habitualmente para ahuyentar a los espíritus es una espada medieval, dato que entronca con la filmografía del director y guionista de esta inspirada adaptación, Joe Cornish, uno de los responsables del frenético guión de la taquillera 'Las aventuras de Tíntín: El secreto del unicornio' de Spielberg, muy colega de Edgar Wright, el de la trilogía del cornetto -buscar en el diccionario de culto cinéfilo-. Lockwood & Co. es una punzante agencia capitaneada por dos chavales, un pelín ególatras, y una zagala dotada psíquicamente con un don sensacional. Este trío calavera a lo 'Scooby-Doo', mozalbetes sin una molesta persona mayor que les supervise, osados y envalentonados, se ven sumergidos en un misterio asombroso que puede cambiar el estado de las cosas. Dos muchachos inquietos y una chica extraordinaria frente a una cascada de amenazas sobrenaturales en un mundo hostil (y distópico).
Cornish, quien firma el libreto y la dirección del inicio y final de la primera temporada de 'Agencia Lockwood', se dio a conocer al gran público de la mano de 'Attack the Block', a priori otra película de entretenimiento trufada de referencias a clásicos del cine infantil y juvenil de los años 80, con niños liderando el casting. Sin embargo, se atrevía a coquetear con la temática social, al situar la acción en un barrio de Londres castigado por el sistema, fusionando 'Los Goonies', o 'Exploradores', con 'Critters', la saga de serie Z, y el cine de Ken Loach, con el maestro Carpenter asomando la cabeza. Le siguió otro filme como director ideal para degustar a temprana edad, 'El niño que pudo ser rey', una relectura del mito del Rey Arturo cuya génesis ya estaba en la infancia del propio cineasta, cuando vio las películas 'Excálibur', de John Boorman, y la mítica 'E.T.'. Ambos filmes inspiran la historia del típico chico perdedor del colegio, interpretado por Louise Serkis ('Alicia a través del espejo'), cuya torpe existencia cambia radicalmente cuando se topa con el famoso acero. «A lo largo de mi adolescencia, dibujaba pequeñas viñetas en los libros escolares donde la espada Excálibur surgía de una bañera; era la yuxtaposición de lo doméstico lo moderno con un mito ancestral», recuerda Cornish. «Aunque después dejé de lado la idea, lentamente ha seguido gestándose en mi interior desde entonces». En 'Agencia Lockwood' los protagonistas también blanden el hierro afilado frente a la adversidad, como Harry Potter esgrime su varita mágica.
'Agencia Lockwood' consta de ocho episodios, con la duración media habitual de una serie al uso. Lo mejor son los personajes principales y cómo se van desarrollando, unos cazafantasmas entrañables que pueden salir por donde menos te lo esperas. Acertados efectos visuales, una intriga que engancha y un apetecible sentido del humor alivian cierto ritmo pausado, con algún episodio especialmente recomendable, como el tercero, «Doubt Thou the Stars», que logra inquietar al máximo. Grata atmósfera, muy londinense, ironía, aventura, escenas de acción efectistas y marcadas interpretaciones a cargo del debutante Cameron Chapman, Ruby Stokes ('Los Bridgerton') y Ali Hadji-Heshmati ('Alex Rider'). Puede gustar al espectador medio, independientemente de su edad. El único gran problema que se le puede achacar es que no suena, precisamente, a algo que nunca hayamos visto con anterioridad, un posible defecto que suele ser un acierto en el catálogo de Netflix: toca volver a mentar 'Miércoles'. A veces, la originalidad es un lastre.
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