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Gracias a las redes sociales, especialmente Facebook, donde habitan más quienes peinan canas, proliferan las celebraciones de reuniones escolares que tienen lugar décadas después de la última vez que pisamos el aula del colegio, la academia o la facultad -antes odiada, quizás ahora añorada-. Hubo ... un tiempo en el cual todos fuimos a E.G.B., o al instituto o centro que tocase, con el plan de estudios oportuno. Años después no hay nada mejor que reencontrarse para ver cómo ha evolucionado ese compañero de pupitre al que pegaste un chicle en el pelo y te puso el ojo morado, ese repetidor que siempre salía en las votaciones como delegado de clase o ese amor platónico que se quedó en eso, en platónico. Este tipo de citas nostálgicas son tendencia, cualquier excusa es buena para juntarse con gente tras la dichosa pandemia. Personas del pasado con las cuales has recuperado el contacto gracias a Zuckerberg, no lo olvidemos. Estas congregaciones, ya en edad adulta, pueden abrir heridas del pasado, remover o reafirmar tu memoria emocional. Cualquier tiempo pasado fue mejor... depende de lo que te tocó vivir como estudiante. Rememorar aquellos maravillosos años invita a elevar la autoestima, o hundirla para siempre, aceptando el dicho «de aquellos polvos vienen estos lodos», léase una colección de traumas y asignaturas pendientes. 'Curso del 2007', serie disponible en Amazon Prime Video que toca recomendar encarecidamente, aprovecha una situación de estas características, una fiesta revival, un cónclave melancólico en el mismo escenario de enseñanza de antaño, para retratar las efervescentes relaciones humanas en plena adolescencia y el legado que dejan éstas cuando no siempre quedan atrás y marcan nuestra personalidad. Lo hace con un espléndido humor ácido, a veces escatológico y surrealista, que engancha.
El punto de partida de 'Curso del 2007', estrenada en la conocida plataforma de la macrotienda online, la segunda en en el ranking de aceptación después de Netflix, sin que se haya enterado el grueso de su público potencial, deja claro el talante de una propuesta que se sale del tiesto sin problemas cuando la narrativa lo necesita, manejando un tono de comedia absurda tan sorprendente como pegajoso. Juguetona y envalentonada, la serie crece en cada capítulo, de un total de ocho entregas de media hora de duración. El piloto, bien interpretado, plantea una situación extraordinaria que enfatiza las intenciones de la desconcertante historia. La protagonista, encarnada por una divertidísima Emily Browning ('American Gods'), gafada hasta la extenuación, participa en un reality televisivo de citas románticas donde encabeza un episodio delirante que acaba de la peor manera posible: una paloma defeca justo en su boca en plena escena de despecho con otro concursante. La imagen se viraliza y la joven ceniza se hace famosa sin quererlo. Huyendo de tan terrible notoriedad no deseada, cuando medio planeta se ríe de ella cruelmente, se refugia en el campo y la montaña buscando paz espiritual. El equilibrio se rompe cuando un inesperado maremoto arrasa con todo y a la pobre celebrity de tres al cuarto no le queda otra que buscar un terreno elevado para salvar el pellejo. Encuentra ayuda en una escuela femenina, situada en lo alto, donde casualidad se celebra un reencuentro entre alumnas, una década después de su último curso. El apocalipsis se extiende y la institución religiosa se queda aislada en la cima de la colina rodeada de agua sin signos de civilización más allá de las exestudiantes concentradas en el convite verbenero. Los fantasmas del pasado no tardan en hacer acto de presencia en la nueva isla. Envidias, celos, malentendidos, peleas, bullying…
'Curso del 2007', de nacionalidad australiana, tiene poco que ver con 'Yellowjackets' a nivel formal, con la que comparte parrilla actualmente. En ambas obras hay una situación similar de aislamiento. El estreno objeto de esta líneas es una comedia sencilla, de situación, donde las encendidas protagonistas, un reparto coral diverso y grotesco, se comportan irracionalmente a medida que aflora el instinto de supervivencia. La comida escasea mientras surgen los sentimientos encontrados, raramente positivos, y los problemas enraizados del pasado vuelven con sorna y asoman la cabeza. Además de tener que afrontar la rocambolesca y desesperante situación de aislamiento en el campus católico debido a la gran inundación, como en una isla desierta, las exasperadas protagonistas se enfrentan unas contra otras, como en 'El señor de las moscas', aireando sus trapos sucios. Kacie Anning ('The Other Guy') es la creadora de este proyecto con final abierto en su primera temporada -deja con ganas de más- que también cuenta en su equipo artístico con Megan Smart ('Sospechosas inesperadas'), Caitlin Stasey ('Smile'), Steph Tisdell ('Love You Like That'), Debra Lawrence ('Please Like Me'), Emma Horn... Las risas se congelan por momentos en este desopilante reencuentro estudiantil donde se da un repaso con gracia a los diferentes estereotipos de la flora y fauna escolar. Las que eran mejores amigas ya no lo son tanto, la bully de antaño ahora se arrepiente de sus pecados y mentir para ofrecer una imagen diferente, de éxito frente a las demás, está al orden del día, generando una sinfín de malos rollos y bromas singulares.
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