¿Por qué nos gustan las series de ricos?

La versión hispana de este tipo de ficciones fue 'Los ricos también lloran' (que por cierto se ha reestrenado en versión remasterizada en canal de telenovelas mexicano) sobre una joven humilde que era acogida en una familia adinerada. En el título de este culebrón se esconde posiblemente la razón por la que la audiencia es tan receptiva a los relatos protagonizados por personajes con ingentes fortunas económicas.

Observar cómo sufren los ricos reconforta, aunque suene algo cruel. Descubrir que ellos también tienen problemas, que se preocupan por cuestiones similares, que sus vidas no son perfectas representa un pequeño placer del que disfrutar desde tu sillón pobre. Compensa la envidia que pudieran provocar sus cuentas corrientes. Consolarse con el pero. «Tienen mucho dinero pero no pueden dormir bien, como yo». Ese juego de equilibrios nos hace receptivos a estas series.

Sucede con dos de las ganadoras de los Emmy, 'Succession' y 'The White Lotus', donde sus protagonistas no deben preocuparse por llegar a final de mes pero no son capaces de disfrutar de ese desahogo. El segundo título es una comedia ácida que se desarrolla en un resort de lujo, que bien podría ser en realidad un centro de recuperación por la cantidad de traumas que acumulan sus huéspedes. Todos ellos bastante forrados. Entre los clientes se citan una mujer que viaja con las cenizas de su madre que, ni siquiera muerta, sabe vivir bajo su sombra; el hijo de una multimillonaria con problemas de autoestima, el marido de una importante directora financiera que atraviesa dudas sobre lo que él entiende por virilidad.

Y al final viene a contar eso, que el dinero no lo es todo en la vida, que por supuesto que ayuda, pero que no garantiza la felicidad absoluta. Nada que no supiésemos, pero algunas series lo cuentan muy bien. 'The White Lotus' es una de ellas. Su reparto coral y su guion ágil hacen de ella una producción muy entretenida. Por cierto que ha resultado vencedora en los Emmy en la categoría de miniserie, pero finalmente HBO dio marcha atrás y planeó una segunda temporada que se desarrollará en otro hotel y que está a punto de estrenarse.

Con 'Succession' sucede algo parecido. Los Roy, seguramente, serán uno de los clanes en Nueva York que mayor número de ceros acumulen en sus arcas pero son unos desgraciados. No encuentran cobijo en su familias, no logran afianzar sus relaciones y pasan sus horas desafiándose entre ellos. En el transfondo de esta producción está la pelea interna de unos hijos (y de quienes les rodean) por ponerse al frente de un emporio económico, y el desprecio con el que el patriarca les trata y que ha condicionado toda su vida. Ninguno de los protagonistas despiertan admiración. Es difícil que un espectador desee al verlos cambiarse por ellos, pese a que viven en casas impresionantes, se desplazan en helicópteros privados y visten firmas carísimas. Los de 'Succession' apilan millones pero son despreciables y tremendamente desgraciados. Lo peor es que ellos creen que no se puede ser de otra manera.

La ficción, también de HBO, está abonada a los premios. Los ha atesorado a lo largo de sus tres temporadas y será difícil que alguien le apee de los palmarés mientras le siguen renovando para más episodios. Es un drama psicológico que no da descanso al espectador y en el que la tensión se impregna tanto en los endiablados diálogos como en la realización.

HBO tiene otras rica infeliz entre sus filas, que también ha sido merecedora de un Emmy, Jean Smart, protagonista de 'Hacks', serie sobre una cómica millonaria que pese a su fortuna sigue buscando el favor del público y tiene problemas de autoestima. Podría, dadas su edad y su trayectoria, disfrutar de lo acumulado y aprovechar las mansiones que posee, pero prefiere seguir buscando la complicidad del público aunque tenga que salir de gira por plazas inmundas para hallarlo.

No hay duda de que también alegra la vista observar los palacios o áticos de ensueño en los que transcurren la mayoría de estas ficciones, pero al final lo que más nos acerca a ellas es ese placer culpable, ese punto de unión y conexión que casi siempre son los dramas. Tengas más o menos dinero.